Jorge Molina, sobradamente preparado para la alternativa


El frío se hace presente y Jorge Molina (Torrijos, 1999), que no ha dejado de entrenar, afirma que “algún día ayudaré a mi padre en el trabajo porque creo que es importante conocer la dureza y saber que, si no lo logro, Lo tocaré. Entonces él me ayuda a endurecerme. Su padre tiene una empresa de ventanas de aluminio y Jorge las lleva. El peso de la responsabilidad. Cualquiera que lo vea pensará que este chico no puede ser el líder de los toreros, que Este año firmó más contratos que nadie (26) y que, sobradamente preparados, el próximo tomará la alternativa. Un sueño sería sobre el Corpus Christi toledano (en 2024 cae el 30 de mayo). “Se habla de varios lugares, pero ninguno está cerrado”, afirma.

Molina, cuyo apellido en realidad es Rodríguez Palomo, procede de Málaga, donde ha recogido lo que sembró en agosto: la II Trofeo Taurino Biznaga al mejor torero de la feria. Además, en Villaseca de la Sagra consiguió el mejor trabajo tras quitarle las orejas a un animal de Montealto y En 2022 ganó el concurso ‘Golden Potter’, cortando tres menudencias de una tanda de Gado Cebada. Hace cinco años, también en Villaseca, había conseguido el ‘Alfarero de Plata’ para novilleros sin picadores. Allí se fijó en él José María Alonso, torero toledano, y por supuesto ha cumplido con su papel de representante. Las celebraciones no han faltado.

«Soy consciente de que soy un privilegiado. Llegué a Madrid preparado, cuando ahora lo normal es ir con tres o cuatro corridas”, afirma. Empezó el curso, allá por febrero, en el Carnaval de Ciudad Rodrigo y lo único que tenía en mente era la presentación en el estadio capitalino en el corazón de San Isidro. “Tenía mucha confianza en que cambiaría mi rumbo”, insiste. Aunque “no fue un triunfo contundente, cuando me duché tuve esa sensación de que lo había dado todo y sabía Iba a volver”.

Y volvió tres veces más, dos en verano y una en la Feria de Otoño. En total, cuatro Paseíllos en Las Ventas. «Viví la tarde del estreno con incertidumbre y, al mismo tiempo, estaba muy emocionada. Luego me llamaron para ir a las nocturnas, donde primero perdí las orejas, o al menos una, por la espada, pero me clasifiqué para la final y di la cara. Y la última fue la peor porque la corrida no funcionó, le faltaba raza y no podía ni arriesgarme”, explica.

Ferias y variedad ganadera

Desde que debutó en Ampuero (Cantabria) el verano anterior a la pandemia, el torrijeño ha toreado 57 corridas, mucho para los tiempos que corren: tres en 2019, ninguno en 2020, ocho en 2021, 20 en 2022 y 26 este año. Ha visitado todas las ferias (Peralta, Calasparra, Arganda del Rey, Arnedo, Algemesí o la citada Villaseca) y ha tratado diversas explotaciones ganaderas (Adolfo Martín, Hoyo de la Gitana, Monteviejo, Condessa de Sobral, Baltasar Ibán. ..). En definitiva, ha hecho los deberes.

Ahora es el momento de subir la escalera y adentrarse en la jungla de los matadores, con la vieja guardia en retirada y una nueva generación luchando por su dinero para meterse en los cárteles pijos. A eso aspira Molina, que llega conduciendo.

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