Quizás los estudiantes de Derecho que se encontraban en la sala noble de la Audiencia Provincial de Toledo hayan pensado, por un momento, que había un principio de acuerdo cuando escucharon el martes los monosílabos afirmativos del acusado. Norma Gabriela Escobar admitió, al ser interrogada por el fiscal, que quiso matar con dos cuchillos a su exmarido, Javier Romero, a quien cortó las venas carótida y yugular luego de ingresar a su casa con la llave que tenía, a pesar de estar divorciada, la mañana. de 26 de noviembre de 2020.
¿La razón? Porque el hombre había incumplido el acuerdo tras la separación: no se había llevado a sus dos hijas pequeñas, fruto de su relación con Norma, y que un conocido lo había hecho porque al fallecido le había revocado el permiso de conducir, según el abogado de la tres descendientes del fallecido. Un episodio de celos también podría ser la basecomo señaló la defensa, ya que Norma no soportaba que Javier tuviera relaciones sexuales en la casa que estaba a su nombre.
Pero no murió en un hospital de Madrid hasta seis días después del furioso ataque en el domicilio de Seseña frente a la pareja del fallecido, Duwaine Amparo, quien no se presentó al juicio.
Gracias a la confesión de Norma ante el tribunal popular -“Sí, quería matarlo”-, la representante del Ministerio Público redujo su pedido inicial de asesinato a homicidio porque ahora apreció que no hubo alevosía; que el sangriento ataque no fue una sorpresa y que Javier tuvo la oportunidad de defenderse. También se tuvo en cuenta la atenuante de la reparación del daño, ya que la demandada ha registrado ante el tribunal los 66.000 euros como responsabilidad civil de las tres hijas de ella y del exmarido de Duwaine.
El fiscal, que consideró la circunstancia agravante de parentesco, logró la esperada aprobación de la acusación particular y, sorprendentemente, de los dos abogados de Norma. Los abogados habían calificado los hechos perpetrados por su cliente como un delito de lesiones o, como mucho, homicidio imprudente. Pero, sin saberlo, todas las partes finalmente invocaron a Aristóteles cuando dijo “en el medio está la virtud”.
Médicos forenses confirmaron por videoconferencia que Javier falleció debido a las heridas mortales que le provocó Norma. y no por un “error médico” como había sostenido la defensa, aunque para escucharlos se cambió el escenario por problemas con la tecnología: el tribunal, el magistrado presidente, la imputada, los dos policías nacionales que la custodiaban, las partes y el público tuvieron que pasar de la sala noble a otra mucho más pequeña. uno.
Poco después, Norma fue declarada culpable por el jurado tras una breve reunión. Y todo ello en un tiempo récord: En apenas cuatro horas, con recreo y cambio de habitación incluido, fue visto para sentencia.
Además del asesinato de su exmarido, el tribunal ciudadano la declaró culpable de dos delitos menores: abuso laboral en Duwaine Amparo -una forma de agresión que no provoca lesiones físicas graves a la víctima- y daños, ambos menores.
Ahora el juez que preside debe emitir su fallo, teniendo en cuenta el pedido del fiscal, de 14 años de prisión para Norma por el homicidio, con el visto bueno de la acusación particular y, sobre todo, de la defensa.