Años, polvo y, después, grava y adoquines sepultaron esta infraestructura que ha permanecido enterrado desde entonces. Nadie sabe su estado actual, si está inundado, derribado o tapiado. Porque no lo sabemos, ni siquiera sabemos dónde están sus dos entradas. Aunque uno de ellos lo intuye, y es precisamente por ahí por donde empezarán. trabajos de perforación la próxima semana.
Para arrojar algo de luz sobre esta construcción inexplorada y documentarla, se realizará una cata (una excavación limitada) en un área cercana a los 100 metros cuadrados. “Intentemos encontrar la puerta., lo abrimos y no hay nada. Pero estamos casi seguros de que está ahí”, comienza explicando a este diario José Vicente Pérez, historiador y concejal de Patrimonio Histórico de la ciudad complutense.
La actuación se extenderá hasta finales de año. “Vamos a documentar lo que sea que nos dé tiempo para encontrar hasta entonces“dice Pérez, quien no descarta que, si se encuentra algo sumamente interesante, “el proyecto pueda continuar”.
“Todo está en una nebulosa, no sabemos qué descubriremos: Quizás se llenó de escombros o se hundió… O quizás abrimos la puerta y está en perfecto estado. En caso afirmativo, en actuaciones posteriores Se podría implementar la musealización.. Pero si está completamente obstruido, quedará documentado y, tal vez, dentro de 50 años se invente un escáner para identificar lo que hay dentro”, explica este concejal e historiador, que retrocede en el tiempo para dar a conocer la historia de este refugio antiaéreo. .
Alcalde, republicano y núcleo clave
Recién estallada la Guerra Civil, Alcalá de Henares, que por aquel entonces estaba en el bando republicano, vivió un tímido intento de levantamiento militar. Este pueblo era un centro estratégico. ya que contaba, entre otras infraestructuras, con el aeródromo de Barberán y Collar.
Para reprimir este levantamiento, el Gobierno republicano envió dos columnas “muy perniciosas” desde la capital, afirma Pérez, que además de enfriar el intento de rebelión “Quemaron varias iglesias, como la catedral magistral de Alcalá y la parroquia de Santa María, que es donde Cervantes había sido bautizado.
Los seguidores de Franco no olvidarán a Alcalá durante toda la carrera. Querían tenerla bajo su tutela, por eso lo someten periódicamente a “incesantes bombardeos”.
“El pueblo optó por iniciar un programa de construcción de refugios: algunos públicos, otros en casas particulares, incluso en cuevas… y el último, el más grande, en la Plaza de Cervantes. Éste fue construido a lo largo de 1938, pero tuvo un uso muy limitado ya que, cuando finalizó su construcción, el concurso estaba expirando“, explica el concejal de Patrimonio Histórico.
Miedo a ahogarse
Al retraso en su construcción se sumó un problema importante: el miedo de los alcalanos de aquella época a meterse ahí. “Había gente que no quería refugiarse allí porque pensaba que, si caía una bomba cerca, La tierra obstruirá los respiradores y todos se ahogarán.“dice Pérez, quien conoce estas historias luego de hablar con personas, ya fallecidas, que se encontraban dentro del albergue.
Uno de ellos fue el cronista Pepe García Saldaa, que lo conoció cuando era un niño. En 1994, y en un periódico local, Incluso hizo un boceto de la ubicación de este metro.. Este dibujo ha sido pieza clave para poder localizar, a simple vista, la ubicación de los accesos, aunque también se ha utilizado documentación histórica, como una fotografía aérea de la época donde parece vislumbrarse una abertura.
Pero ¿por qué se decidió excavar para descubrir esta parte de la historia en 2023? Esto se debe, dice Pérez, a que ya se ha presupuestado una partida, procedente de fondos europeos, de unos tres millones de euros destinados a proyectos de recuperación y puesta en valor de espacios de uso turístico.
El sacerdote asesinado
Este refugio forma parte de una larga lista de vestigios de la Guerra Civil que aún permanecen en Alcalá. Aunque no todos son materiales. También siguen presentes algunas historias que se han contado de generación en generación. “En 1936, el anticlericalismo alcanzó límites difíciles de comprender hoy.“, recuerda este concejal, que prosigue: “El cura de la iglesia donde fue bautizado Cervantes fue baleado en la puerta del Ayuntamiento el 26 de julio… Y su cadáver tardó un poco en ser recogido.“.
Algunas de estas historias están muy conectadas con la actualidad, como la construcción de un centro psiquiátrico durante la Segunda República que se convirtió en un campo de concentración. Nunca llegaría a ser inaugurado, pero ya entonces los habitantes lo bautizaron como el manicomio. Actualmente, esa instalación, ya reformada, es la base militar de Primo de Rivera, un enclave que está acogiendo a distintos inmigrantes que el Estado español está llegando desde Canarias a muchas zonas del país.