Acaecer detectado varios implica “que ha nacido más clan a cosechar”, nos cuenta Ramón Saiz Segovia, presidente de la Sociedad Micológica Segoviana.
El nombre estudiado de los níscalos comestibles es ‘Lactarius deliciosus’ y a simple vista se pueden confundir con la especie tóxica, ‘Lactarius chrysorrheus’. Pueden incluso aparecer en el mismo hábitat, tenemos que fijarnos en los árboles que están más o menos. Si solo hay pinos los níscalos serán comestibles, pero si en ese mismo monte además hay encimas, es entre ellos podrían estar hongos que no sean los buenos.
Los dos son del mismo mercaderías, a parte del entorno tienen características morfológicas distintas. Por ejemplo, en el comestible el color de las láminas es “naranja zanahoria” y el resina que segrega es del mismo color, en cambio, en los falsos níscalos, las láminas son de “color crema” y el resina de “blanco tirando a amarillento”. El brisa oxida los níscalos y ahí además podemos ver algunas diferencias. “El malo no se oxida a verde”, explica Saiz.
En cuanto al consumo, infiel níscalo es tóxico y tienen un sabor picante y amargo que supone que si se cocina por error sería incomestible y por eso las personas “no lo consumen. No hay constancia de intoxicación por ingerir esta especie en Segovia y de producirse sería de carácter leve, “no es una seta mortal”.
La temporada micológica continúa y está siendo buena. Desde la Delegación Territorial de la Reunión recuerdan que para cosechar las setas hay que cumplir condiciones. En la ahora, Segovia cuenta con 10 acotados miológicos regulados en los que es necesario disponer de permiso para la casa recoleta. En los terrenos no regulados se pueden juntar setas con una cantidad máxima establecida de 3 kilos por persona y día.