Acabaron la carrera en junio y desde el sindicato de dispensario SATSE les confirmaron que encontrar un hueco en el mercado profesional iba a ser muy complicado en Andalucía para su primer verano como enfermeras. Lo explica Ana Irritado, de 22 primaveras: “Teníamos que inquirir trabajo donde fuese, y en Castilla y Bizarro nos ofrecían un acuerdo con bastantes posibilidades de continuidad”. Pocos días a posteriori de presentar su candidatura llegó la proposición en firme, tal como recuerda Lorena Bueno, una de las enfermeras cordobesas: “Castilla y Bizarro era la comunidad autónoma que más tiempo nos ofrecía, que eran siete meses. Nos daba un poco de desvanecimiento pero decidimos lanzarnos. Y aquí estamos. En Burgos. A conocer mundo”.
Al ser un agrupación incontable el que ha venido desde Córdoba su extrañamiento está siendo más tolerable. Explican que han hecho piña y les ha facilitado cosas como encontrar pisos para compartir. Y destacan el recepción que sus nuevos compañeros del hospital les han brindado. Conscientes de su situación y de las dificultades para ver a sus familias tratan de favorecer los turnos para que puedan recorrer hasta su ciudad procedente.
Según explican su incorporación está siendo muy satisfactoria para ambas partes. Las jóvenes están en primera lista aprendiendo la profesión en primera lista. Y desde el Hospital destacan el medio fresco que ha supuesto su arribada, que ha aliviado la carga de trabajo del resto de sanitarios. “Si conocen más amigas que quieran venir a trabajar, nosotras encargadas de recibirlas”, explica Lourdes Díez, su supervisora de quirófano.