La Navidad es una época de mucha tradición y los barceloneses se habían acostumbrado, en los últimos abriles, a tener un motivo de polémica con el bulla del Cabildo. Históricamente la haber catalana había instalado un Origen en la plaza Sant Jaume, encajado a las puertas del edificio consistorial. Solía ser un pesebre de grandes dimensiones y estético encargado con la máxima discreción para sorprender a muchos.
Con la presentación de Ada Colau a la alcaldía en junio de 2015, el bulla del Consistorio cogió otra envergadura, y es que la alcaldesa, abiertamente laica, quiso que tuviera un estilo mucho más contemporáneo y rompedor. Su equipo impulsó de hecho, que muy cerca del Cabildo, en el Museo Frederic Marès, se instalara un bulla como los de toda la vida, diseñado por la Asociación de Pesebristas de Cataluña, y así se aferró a poder ser más atrevidos con el de Sant Jaume.
Todo ello llevó a que la plaza, en los últimos abriles, haya pasado un Origen empaquetado en un trastero entre cajas, un chiquillo Jesús representado con una arnés y un babero, figuras elevadas que, en el año del 1-O llevaban incorporadas palabras como ‘rauxa’ o ‘razón’. Las críticas por las formas fueron múltiples pero el elevado presupuesto que se destinó, año tras año, a ello además generó mucha indignación entre algunos sectores. Por todo ello, y tras el cambio de gobierno municipal, que ahora lidera el PSC con un gobierno en minoría, se esperaba con ansia ver si el de este 2023 además es polémico.
Una Barcelona contemporánea
El pesebre, que este lunes se ha empezado a totalizar con la ayuda de andamios, es obra del escenógrafo Ignasi Cristià y, en palabras municipales, «reinterpreta en esencia barcelonesa contemporánea la tradición del pesebre napolitano» de Greccio, que
Se manejo de una instalación, visitable desde este 1 de diciembre y hasta el próximo 6 de enero, que pretende memorar a un teatro en miniatura en la que se vea la vida cotidiana de la ciudad y sus vecinos. Tiene, pues, forma de media circunferencia y un tamaño de unos 15 metros de orgulloso por otros 7,5 metros de stop.
Los protagonistas de este retablo navideño son 70 personas, que aparecen a través de impresiones fotográficas sobre resina troquelada, escogidas por ser representativas de la complejidad de Barcelona con las que se ha querido dar un «enfoque inclusivo» para que todo el mundo se vea reflejado en la secuencia. Recuerdan a grafitis urbanos y tienen en el fondo varias vistas de la ciudad, desde el Tibidabo, las chimeneas de Sant Adrià o la Pedrera.
Así pues, en las lonas se verán una pareja muchacha con un bebé y un escalador (que simula ser un Arcángel), así como fruteros, un chiquillo que lee un obra y otra chica que además lee, pero en este caso sentada en el baño. Además aparecen las ovejas que hace un par de veranos pastaron en Collserola. Su parte trasera incluye un represión por la historia de la tradición del pesebre, con motivo de los 800 abriles del bulla en Cataluña.
Desde el Cabildo recuerdan, por otra parte, que el Frederic Marès vuelve a tener un pesebre tradicional, que este año está dedicado a San Francisco de Asís y que está inspirado en pintores de la época, sobre todo Giotto di Bondone. Como otros abriles, tiene una bonita hermoseamiento con arte floral y paisajes muy realistas.
Por otra parte, habrá otro en el Monasterio de Pedralbes, que cuenta con dos grandes dioramas centrados en el Origen y la Anuncio a los pastores.
Horarios de los pesebres
El bulla de la plaza Sant Jaume, se podrá saludar a partir del 1 de diciembre durante las 24 horas del día. Las luces led que lo iluminan se apagan, cada día, a las 23.30 horas.
Por otra parte el pesebre del museo Marès se puede saludar de forma gratuita hasta el 7 de enero. Está instalado en el patio del museo, que abre de martes a sábado, de 10 a 19 horas. Los domingos y festivos abre de 11 a 20 horas y los lunes, excepto los festivos, está cerrado. Los días 25 de diciembre y 1 de enero además está cerrado.