Tenemos que remontarnos al año 2016, cuando la acusada comenzó a trabajar en casa de la víctima el 1 de septiembre de dicho año. Sus funciones eran cuidar y velar por el bienestar de los tres niños menores que había en el domicilio: una bebé, otro pequeño de 6 primaveras y otro de 4. El 28 de febrero de 2018 estando sola con los menores en el domicilio de Madrid y agredió “violentamente” a la más pequeña en la vanguardia con algún objeto persuasivo no identificado, “a sabiendas de que, tanto por la forma de la atentado como por la zona corporal afectada, su ataque era susceptible de causarle la homicidio, prevaliéndose de que la etapa de la pupila impedía cualquier mecanismo de defensa por su parte”.
Oportuno a este ataque a la pequeña se le diagnosticó contusión cervical y traumatismo craneoencefálico leve, siéndole prescrito ibuprofeno para el “alivio del dolor”. Igualmente se indica que a partir de entonces la pupila comenzó a presentar dificultades para tenderse e incapacidad para permanecer tumbada por la incapacidad para rodar el cuello, siendo necesaria la colocación de collarín cervical para su curación.
Menos de un mes luego de la primera atentado la acusada habría, presuntamente intentado finalizar con la vida de la pupila golpeándola nuevamente de forma violenta en la vanguardia. La pequeña sufrió como consecuencia de esta paliza un despegamiento de pabellón auricular derecho, hematoma en región retroauricular, edema de partes blandas perihematoma y hematoma circular en mejilla derecha y en región retroauricular izquierda. El diagnosis para esta segunda atentado fue fractura parietal izquierda compleja con múltiples trayectos y mínimamente desplazada, hematoma subdural parietal, hematoma subgaleal, así como fractura del curvatura posterior derecho de la vértebra cervical C2, quedando ingresada de forma inmediata en la mecanismo de reanimación del servicio de neurocirugía con el fin de poder controlar la transformación de las lesiones en presencia de el peligro optimista de las mismas.
La pequeña tuvo que estar dos días ingresada y tardó 74 días en curar sin quedarle secuelas. El fiscal asimismo pide una indemnización para los responsables legales de la último de 8.000 euros por los días que tardaron en curar sus lesiones y una multa de 15.000 euros por los daños morales causados.