Uno de los rehenes, un muchacha de 25 primaveras, escapó de sus captores cuando un ataque vaporoso israelí provocó el colapso del edificio en el que se encontraba. Fue capturado de nuevo cuatro días a posteriori, según ha contado su tía Elena Magid a una radiodifusión israelí.
Quienes han hablado de sus experiencias describieron que vivían con suministros limitados mientras llovían bombas sobre sus cabezas. Algunos supieron durante su secuestro que familiares o amigos habían muerto el día del ataque de Hamás, mientras que otros se quedaron sin pistas sobre su destino. Algunas cuentan que en su primer día de cautiverio se sentaron a compartir la terrible experiencia que acababan de poblar.
Su dieta consistía principalmente en arroz, hummus enlatado y frijoles, a veces con pinrel agudo y pita, pero nulo más. Mínimo de frutas, verduras, huevos, carne o pescado. Una mujer viejo perdió 12 kilos durante los cincuenta días de cautiverio. Esto cuenta un médico a un diario israelí: “De nuestra conversación entendí que todos intentaban engullir lo menos posible porque los frijoles y el hummus les provocaban constipado. No se bañaron durante 50 días y se encargaron de lustrar la letrina. Las condiciones para pernoctar eran malas. Dormían en camas juntas y había mucha familia. Lavaban la ropa en la habitación y secarla era difícil. No les daban luz, sólo dos horas al día. Cuando pedían un lapicero o bolígrafo para escribir y acontecer el tiempo, sus captores se negaron, temiendo que pudieran acontecer información a través de la escritura. Por lo tanto, no tenían televisión ni material de recitación, y pasaban el tiempo hablando entre ellos”.
Otros relataron que “dormían en filas de tres sillas atadas entre sí, como bancos en una sala de calma, y tenían que tocar la puerta para clamar la atención de sus captores cuando necesitaban ir al baño. La calma a veces duraba varias horas”, dijeron.
Este doctor del Hospital Wolfson continúa refiriendo que a los rehenes “les golpearon con palos en el momento de secuestrarles. Luego pasaron 50 días en una habitación situada cinco plantas bajo tierra a la que se accedía a través de un abundante corredor.” Eso sí, este médico venablo un mensaje entusiasta, piensa que las rehenes que ha tratado se recuperarán: “En universal, volvieron de su cautiverio en condiciones aceptables. Son todas mujeres mayores, esperábamos encontrarlas peor. Estamos en contacto con ellas y sus familias y seguiremos pendientes de ellas ahora que están en sinceridad. lo que más les va a ayudar es el calor, bienquerencia y seguridad que les proporcionarán sus familias y su entorno. Eso les dará fuerzas para levantarse, ya que su rehabilitación física y anímica no será cuestión de un día o dos”.