Navidad de ganchillo en un pueblo de Zamora



Este año la Navidad en Castronuevo de los Arcos será diferente. Tendrá luces, tendrá árbol, asimismo estrellas, bolas y espumillón. Y todo primoroso a almohadilla de labor. Y será gracias a sus vecinos que han cogido saeta y pelo para aderezar sus calles, su Plaza Verde y las ventanas de sus casas. Desde que cerraron el bar, la vida de esta asiento zamorana de 200 habitantes se había ralentizado.

“Se pasan los días y no veo a nadie”. Esta frase hizo reflexionar a la alcaldesa de Castronuevo de los Arcos. La pronunció su padre harto de no encontrarse a ningún vecino por la calle. Así que Mari Paz Camarón se puso manos a la obra. Convocó a sus vecinos para proponerles hacer un taller de labor y dicho y hecho.

Cada martes y jueves, una veintena de mujeres se reúnen en el “teleclub”. Quedan posteriormente “hacer ejercitación”. “Aquí nos juntamos por las tardes y no veas lo proporcionadamente que lo pasamos. Salimos, nos juntamos y conversamos. Las mujeres tejemos y los hombres nos ayudan con el montaje”, sonríe satisfecha Mari Paz.

Así se organizan

La más decano, Ludi de 81 primaveras, enseña a la más pollo, Zapatiesta de 25, que nunca había cogido una saeta. “Somos todas muy colaboradoras”, señala Montse. Ella se jubiló hace poco y el labor siempre le había fascinado. Ahora disfruta enseñando la técnica a quienes tienen menos experiencia. “Hacemos bolas, espumillón, estrellas,… todo lo que se nos ocurre”, explica orgullosa mientras teje la suerte que coronará el árbol de Navidad, asimismo de labor.

La estructura del árbol la han cubierto con pequeñas piezas verdes y cuadradas que ya han comenzado a aderezar con las luces y las bolas de colores. “Está quedando precioso”, señalan.

Y, así, dando puntadas con hilo, van tejiendo la ilusión para que este año el labor llene de color cada rincón de este pequeño municipio de la “España despoblada”.

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