El político, natural de Allariz, es descrito por sus allegados como ”una persona íntegra, que decía la verdad que él sentía, muy comprometido con sus títulos y poco diplomático. Una persona clara y transparente”.
Pérez camba comenzó su carrera política en la última etapa de la dictadura, siendo concejal de Allariz, para continuar su carrera política en las filas de Unión de Centro Demócrata y en 1979 fue seleccionado corregidor de Allariz, en las primeras elecciones democráticas tras la dictadura. Ocho ediles sumó UCD en aquellos comicios por 5 del BNG.
Tras cuatro abriles de mandato, no se presentaría a la reelección, pero volvería en 1987, a posteriori de varias dimisiones por parte de sus compañeros, que le llevaron a ser nuevamente corregidor.
Se inició el mandato con Celestino Bouzas Canosa (AP-CdeG) como corregidor de Allariz, a posteriori este renunció al cargo, asumiendo el mismo su compañero José Luis Cid. El nuevo regidor incluso renunció, pactando entonces AP-CdeG con la CPG y haciendo corregidor a Leopoldo Pérez Camba, que en esta ocasión no acabaría su mandato, oportuno a la revuelta de 1989 por parte de los vecinos de la villa que estaban en contra de su administración. Terminaría renunciando al cargo y dejando el cachava de mando al
BNG.
Luego de estos acontecimientos, se retiró de la vida política y se dedicó a la vida emparentado. Igualmente fue cooperativista de Coren, con sus granjas de pollos y cerdos y tenía un bar en su casa.
Quienes compartieron con él aquellos días lo señalan como “una persona muy comprometida con su trayectoria y con su pueblo y su tierra, que en un momento determinado se vio afectado por la revuelta alaricana”. Y recuerdan que “recuperó parte de las calles de Allariz, villa que seguidamente a su mandato, recibiría en el año 1994 el Premio Europeo de Urbanística por la rehabilitación de su casco histórico”.
Estos últimos abriles, ya viudo de su mujer, y con cuatro hijos, estuvo compartía vivienda con su hija María en Vigo, con la que permaneció hasta su homicidio.
Leopoldo Pérez Camba es obligado ya por todos los alaricanos como una persona histórica, que hacía las cosas a su guisa y que “le llamaba a las cosas por su nombre”.