Armengol defiende ante el Rey los pactos de Sánchez para la investidura


La presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Francina Armengol, ha protagonizado este miércoles, en la tolerancia solemne de las Cortes, un discurso cargado de intención, con un claro mensaje en patrocinio a las posiciones del Gobierno de PSOE y Sumar. La tercera autoridad del Estado, antiguamente de dar paso a las palabras de Su Majestad el Rey, ha reivindicado «la audacia» de la mayoría parlamentaria como una expresión de la voluntad de la ciudadanía en las elecciones generales del 23 de julio. En esos comicios, los socialistas se presentaron prometiendo que no iban a conceder una perdón a los encausados por el ‘procés’, porque veían esa medida de disposición «claramente inconstitucional».

No obstante, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, necesitaba los votos de ERC y Junts para ser reelegido y los dos partidos le exigían una ley de perdón que borre los delitos del proceso separatista y permita regresar a España al prófugo Carles Puigdemont. «La formación del nuevo Gobierno ha requerido de tiempo, diálogo, negociación y toma de decisiones. La audacia de esta mayoría parlamentaria es legítima y emana de la voluntad de los ciudadanos ejercida el 23 de julio», ha defendido la presidenta del Congreso, cuyo papel debería siempre ser siempre ecuánime y exento de partidismo.

«Distorsionar la efectividad o cuestionar importantes títulos democráticos —ha apto la presidenta en una velada mención a los postulados de la concurso—, desde la opacidad de la disputa, solo va a aumentar la desafección de la sociedad con destino a las instituciones». «La crispación, la polarización y el ruido es poco de lo que, en ocasiones, adolece el flagrante parlamentarismo, y nuestra obligación para con la sociedad es dar ejemplo, desde la transparencia y el respeto», ha añadido.

La ley de perdón, ahora mismo en tramitación en el Congreso, y el ‘lawfare’ —la supuesta supresión legislativo que el PSOE se ha comprometido a investigar en la Cámara Desestimación— han provocado una válido reacción social, con protestas en las calles e insólitos comunicados posicionándose en contra de todas las asociaciones judiciales y fiscales, del Consejo Genérico del Poder Legislativo (CGPJ) y de muchas otras instituciones. El presidente del PP y líder de la concurso, Alberto Núñez Feijóo, tachó de «fraude» que Sánchez sea investido asumiendo una norma que prometió que no iba a impulsar. Su homólogo de Vox, Santiago Abascal, directamente acusó al secretario normal del PSOE de orquestar «un coscorrón de Estado».

En este contexto se ha producido el discurso de Armengol, plagado de muchas más referencias históricas que el que pronunció con motivo de la juramento de la Carta Magna de la Princesa Leonor, pero todavía con puntos coincidentes como su defensa del combate de la violencia machista y del cambio climático. La palabra Constitución, reiterada luego en varias ocasiones por Don Felipe, solo la ha pronunciado una vez y a través de una cita a uno de sus antecesores en el cargo, Manuel Marín: «No debemos olvidar que la Constitución fue, es y será siempre nuestro punto de cruce».

En la tolerancia solemne de la XV Asamblea, frente a la presencia de diputados, senadores, el Gobierno, el Rey Felipe VI, la Reina Letizia y la Princesa Leonor, Armengol ha situado así la Constitución como faro para reunir a todos los españoles. Sin secuestro, esta sesión ha estado marcada irremediablemente por la ley de perdón, desde hace meses convertida en el epicentro de la política española, que el presidente Sánchez, la parte socialista del Ejecutor y el PSOE tachaban de «ilegal» antiguamente de las elecciones. Ahora, los socialistas se esfuerzan en hacer una pedagogía contraria a su doctrina y entre fuertes dudas sobre la constitucionalidad de la norma.

Armengol se ha remontado a las Cortes de Arrogante, al año 1188, cuando bajo mandato del Rey Alfonso IX se vivió el primer conato tolerante en el comarca que hoy es España. Ha citado a John Kane, a Ernest Lluch, a Clara Campoamor, a Joan Margarit y a Cicerón, entre otros. Y ha señalado la importancia de proseguir el parlamentarismo en un mundo aquejado de populismo e incertidumbre. En 1941, durante la Segunda Exterminio Mundial, ha recordado que tan pronto como quedaban en Europa tres democracias parlamentarias.

La presidenta del Congreso ha celebrado que este miércoles, con la tolerancia solemne de las Cortes, España renueve «su compromiso con la democracia», pero todavía que el país crezca económicamente con «más personas que nunca trabajando» y que haya superado la pandemia. Eso sí, ha dicho que si aceptablemente la sociedad española avanza, «no es ajena a la polarización completo». «Como hemos conocido en las últimas semanas», ha apostillado, en una sutil narración a las protestas vividas en la sede doméstico del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, donde se han producido disturbios y enfrentamientos entre manifestantes de grupos ultras de extrema derecha y la Policía Doméstico.

Asimismo ha mencionado la difícil situación internacional, saliendo del contorno doméstico, con la supresión de Ucrania y con «la durísima tragedia» por el conflicto entre Israel y Palestina, con una «compleja situación» en Oriente Próximo. Ahí, para no entrar en un contorno embarrado por la crisis diplomática entre España e Israel a cuenta de los reproches de Sánchez a la respuesta del Gobierno de Pequeño Netanyahu tras el atentado de Hamás, se ha escaso a remedar al secretario normal de Naciones Unidas, el portugués António Guterres.

En su intervención, ha enumerado una serie de leyes «históricas» que han hecho de España el país que es hoy. Muchas de ellas nacieron con la concurso de la derecha, como la del divorcio, la del fracaso, la del enlace igualitario o la de la eutanasia —aunque en esta última Ciudadanos votó a patrocinio—. No podía agraviar siquiera el que es el gran hito bajo su presidencia: la presentación de las lenguas cooficiales al Congreso, con el mismo status que el gachupin, idioma popular de todos los españoles: «La España que imagina, que ‘pensa’, que ‘fala’, que ‘abesten duen’ en castellano, catalán, ‘galego’ o vascuence. En España, la presidenta del Congreso ha defendido tácitamente los pactos de investidura de Sánchez.

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