La tierno de 23 primaveras que denunció a Dani Alves por violación ya no rechaza ser indemnizada por el futbolista. Fue el pasado agosto cuando la mujer revocó la renuncia frente a el judicatura, según ha renovador ‘La Vanguardia’. A pesar de la insistencia de su abogada Ester García, la denunciante, en un primer momento se negó a aceptar cualquier montante del brasileño, pero, finalmente, no descarta dicha posibilidad, ya que las víctimas tienen derecho a demandar en concepto de indemnización por los daños sufridos.
Luego de que la Audiencia de Barcelona haya denegado la tercera petición de Alves para salir de prisión hasta el sumario, todavía es posible que las partes alcancen un acuerdo, por el que el exlateral del Barça puede contraer los hechos y aceptar una pena mínima de mazmorra, resarciendo económicamente a la tierno con 150.000 euros. Cantidad que Alves ya consignó frente a el judicatura.
El brasileño está destacado de violación, por la atentado a la chica, el pasado 31 de diciembre en la discoteca Sutton de Barcelona, donde la habría forzado en los lavabos de la zona VIP. Primero, el deportista negó los hechos. Aseguró que había pasado por el recinto, aunque «poco rato» y que «allí no pasó falta». Finalmente, apuntó que había mantenido relaciones sexuales con la denunciante, aunque consentidas. Afirmó que había mentido para ocultar la infidelidad a su pareja.
Tanto el prueba de la tierno como las pruebas recabadas por los Mossos d’Esquadra llevaron al tribunal a descartar los tres intentos de Alves para ceder la mazmorra, donde ingresó el pasado 20 de enero. En sendos autos, la Audiencia Provincial apuntó que existen indicios suficientes contra él, por la presunta comisión del delito, así como que hay un elevado aventura de fuga.
Será en las próximas semanas, una vez la denuncia particular presente su escrito de denuncia, y la defensa haga lo propio, cuando se fijará la vencimiento del sumario. La Fiscalía pide para él nueve primaveras de mazmorra por la atentado sexual con penetración. La perspicacia hablado puede no celebrarse, en caso de que, finalmente, cristalice el acuerdo de conformidad.