Las 10.000 fortalezas existentes en España, entre castillos y palacios, atesoran nuestra historia al tiempo que son una manifestación erguida del representante de nuestro país en forma de patrimonio. Sólo un estrecho número perdura restauradas y visitables, de modo que se convierten en toda una experiencia de turismo cultural, tanto para trazar rutas como para organizar congresos, reuniones de incentivos o incluso banquetes nupciales. Este martes se ha presentado en Barcelona la asociación y Club de Producto Turístico Castillos y Palacios de España, que aúna en una única red a 75 de estos monumentos, pero que aspira a agrupar a 400 o 500, según avanza Javier Fitz-James Stuart de Soto, presidente y fundador de la Red.
De momento, sólo tres paradores catalanes y el castillo de Riudabella, próximo al monasterio de Poblet, pertenecen al Club de Producto Turístico Castillos y Palacios de España, pero el presidente de la Red española aspira a que los que ya integran Monumenta y la Asociación de Propietarios de Castillos y Edificios Catalogados de Cataluña «vean las ventajas y el calado de nuestra plataforma online que han minucioso cinco ingenieros y que está orientada a la diligencia comercial y a la distribución de la ofrecimiento turística» y se animen a participar en la iniciativa. Dos terceras partes de los 600 castillos y fortalezas catalanas son de titularidad pública, la mayoría pertenecientes a municipios y diputaciones.
La Red nació en 2014 a partir de la iniciativa de cinco propietarios de fortalezas, entre ellos el del castillo de Belmonte, en Cuenca, de Javier Fitz-James Stuart, conde de Montalvo, descendiente directo de la emperatriz Eugenia de Montijo y que pertenece a una rama de la Casa de Alba. Tras primaveras de obras, la última la restauración de una cúpula neomudejar que esta semana ya podrá ser panorama, el castillo de Belmonte acoge cada año a finales de septiembre el Campeonato Doméstico de Combate Medieval y incluso ya se han celebrado dos Campeonatos Mundiales de estas justas en las que más de 500 caballeros de una veintena de países se baten en duelo, cuerpo a cuerpo, y a heroína en los jardines de la fortaleza.
El 15 de diciembre se celebrará el sexto congreso de esta asociación, cumbre a la que este año van a invitar a monasterios y catedrales españolas para unirse a la plataforma y convertirla en un club de producto de remisión en el turismo cultural. El objetivo es rivalizar la potencia comercial de redes como las de los castillos del Loira, en Francia, o del Rin, en Alemania, porque «en todas las provincias de España hay pedazos de nuestra historia en estas fortalezas y nosotros queremos preservar ese representante a las futuras generaciones», señala el presidente de la Red.