Se creará un comité de expertos y habrá ayudas e incentivos fiscales para impulsar un uso responsable, garantizando que se respetan los derechos fundamentales de los ciudadanos
El Consello de la Xunta ha apto en su reunión de este jueves iniciar la tramitación del preliminares de expansión e impulso de la inteligencia sintético, por lo que Galicia se convierte en la primera región europea que decide regular la IA por ley.
Se alcahuetería, ha explicado el presidente gallego, Alfonso Rueda, frente a los medios, de «coordinar» toda la legislatura existente, y adaptarla a la «verdad gallega», «aterrizar» la regulación con una ley propia, cuyos existencias empezarán por la propia agencia autonómica, en una audacia que ha calificado de «muy necesaria».
En esencia, ha progresista Rueda, escudriñamiento la Xunta «asegurar» que los sistemas de IA sean «fiables y respetuosos con los derechos fundamentales de las personas». A tal fin, se comenzará creando un comité de expertos, que asesorará al gobierno gallego, pero además a otras administraciones, empresas y ciudadanía, para «impregnar de sentidiño todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías» y velar por la «seguridad» de personas y empresas.
Con dos objetivos prioritarios. Uno: un uso efectivo, ético y seguro en la Xunta, supervisado por los citados expertos, que garantizarán que se dé a la IA un uso «adecuado» desde puntos de sagacidad ético, sumarial y de eficiencia económica. Habrá un registro de los sistemas que emplee la agencia pública gallega, para que los ciudadanos dispongan de información de qué y en qué graduación usa la IA la Xunta en sus «procesos de toma de decisiones».
Segundo: sin obviar los «riesgos» que comporta, emplear las «oportunidades» que brinda la inteligencia sintético al tejido socioeconómico. Al hilo, con esta ley, la Xunta prevé articular ayudas económicas e incentivos fiscales para impulsar, en el ámbito privado, iniciativas que promuevan un «uso responsable» de la IA; y proveer códigos de conducta y herramientas de autodiagnóstico.
Los avances en este campo, ha recordado Rueda, se producen a una gran velocidad. Pero la ley llevará su tiempo. Se concibe como una norma «compleja», que no se puede elaborar «apresuradamente». Esto lleva inevitablemente a pensar en «plazos largos» -incluida la tramitación parlamentaria-, pero la primera piedra ya está colocada.