No obstante, la época navideña supone para los residentes del centro de la ciudad olívica un auténtico dolor de individuo que se prolonga durante más de dos meses. Lo explica Manuel Ramos, vocal de la Asociación de Vecinos del Centro de Vigo: “Nos pone la vida patas hacia lo alto durante casi tres meses”.
El problema viene de antes. De hecho, algunos ya habían demandado al Junta por los ruidos y molestias que generan las atracciones, pero además por vulnerar algunos derechos fundamentales, entre ellos el derecho a la intimidad personal y abierto y el derecho a la inviolabilidad de sus domicilios.
Según Ramos, los problemas van más allá del estridente ruido y la iluminación. Hay vecinos que no pueden entrar a sus garajes, “pero además hay problemas de movilidad, de olores, de error de servicios… de todo”, reconoce. Uno de eses problemas es la instalación, a pocos metros de las fachadas de varios edificios residenciales, de una enorme aguaducho de más de 50 metros de importancia.
No obstante, lo que más les preocupa es su seguridad, y es que con la instalación del alumbrado y las estructuras navideñas los tiempos de arribada de servicios como Bomberos o ambulancias se han triplicado: “Un día ordinario pueden tardar 7 minutos, pero con toda esto nos han obligado que pueden tardar hasta 29 minutos”, apunta Manuel.
Aseguran que el corregidor no quiere reunirse con ellos
Lo han intentado todo, pero el corregidor de la ciudad, Abel Caritativo, no quiere reunirse con ellos: “Ausencia, no nos dicen nadie porque no contesta a nadie de nuestros requerimientos ni solicitudes de reunión. Vaya, que no se nos tiene en cuenta”, concluye.
Y frente a los que los acusan de ‘Grinchs’ de la Navidad, una comparación desenfadada que hace el propio Manuel, pide comprensión: “No se alcahuetería de un todo o nadie, aquí siempre ha habido Navidad, pero nosotros de lo que nos quejamos es de los riesgos de seguridad y de la error de servicios”.