Año tras año, Daniele prepara su carrito de helados, lo lleva al centro hospitalario y ofrece este delicioso postre a los niños que están ahí. Durante unas horas, los más pequeños olvidan dónde están y se divierten.
Desde el Área de Actividades Motivacionales del Hospital Reina Sofía aseguran que les pareció una idea fantástica cuando supieron que estos helados son completamente artesanales y utilizan fruta de temporada. Los más pequeños, cuando escuchan la bocina del heladero, no se lo creen. Miran hacia el pasillo y cuando ven que hay un carrito de helados ni siquiera piensan en ello. Por un momento dejan de pensar en lo que están pasando. En concreto, esta iniciativa solidaria se enmarca en la programación de la Unidad de Actividades Motivacionales y tiene como objetivo promover momentos de felicidad a los pacientes pediátricos durante su estancia.
Daniel y su mujer tienen su heladería en la Ronda de Isasa, entre el Puente de Miraflores y el Puente Romano, en plena Rivera. Viven este día con emoción al ver a los pequeños acercarse por su helado. Un sentimiento de alegría y con algún que otro abrazo a modo de agradecimiento.
Este año han ofrecido helados de infantil, de limón, de sandía, de chocolate, de vainilla y de oreo. El sabores más demandados para la población infantil.
La Unidad de Tratamiento Ambulatorio (UTA), Oncohematología y el segundo piso han sido algunas de las estancias más concurridas que no han querido perderse este momento en el que Daniel y su carrito ocupan los pasillos del hospital. Una jornada en la que los pacientes y sus familiares disfrutan.