de cómo vivió el 23J a las críticas a los medios y su relación con Zapatero


Pedro Sánchez pondrá a la liquidación el próximo lunes su final compendio, ‘Tierra Firme’, publicado por Península y escrito, como sus obras anteriores, por la ex secretaria de Estado y ex dirigente de UPyD, Irene Verde. La obra arranca con el relato de cómo decidió ir en cabeza las elecciones generales al 23 de julio -una término que insiste en desmentir que fuese insólita para hacer unos comicios- tras el duro correctivo sufrido por el PSOE en las municipales y autonómicas del 28 de mayo.

Las primeras cuarenta páginas del compendio son toda una explicación de intenciones y un nuevo alegato contra la concurso política, las empresas encuestadoras y los medios de comunicación. «En los últimos cuatro primaveras no han hecho concurso ni han rematado simbolizar un esquema de país, como sería dialéctico y sano para nuestra democracia. Desde mi aparición a la presidencia, el esfuerzo de entreambos partidos se ha dirigido a deslegitimar al Gobierno de España y a mí como presidente. Esto equivale a desmentir las reglas de la democracia», denuncia sobre el Partido Popular (PP) y Vox.

Relatando una entrevista que tuvo en La Moncloa con el célebre autor de ‘Sapiens’, el intelectual israelí Yuval Noah Harari, el líder socialista llega a la conclusión de que el exceso de información supone un problema. «Él me decía que las dictaduras del siglo XX censuraban y restringían la información como utensilio para amparar el control de la población y el poder. Pero hoy en día sucede lo contrario: vivimos inundados de información. En división de restricción, hay saturación de las mentes de los ciudadanos», concluye Sánchez, expresándose mediante la pluma de Irene Verde.

Sánchez arremete contra las compañías demoscópicas desde la segunda página, en un prólogo donde relata cómo vivió con su tribu (a la que dedica el compendio), su mujer Begoña Gómez, sus hijas y sus padres, la recorrido electoral del 23J, comiendo una paella. «A media tarde circulaban encuestas que insistían en pronosticar una mayoría absoluta del Partido Popular y Vox, la misma mayoría holgada que habían reflejado durante meses y que la derecha daba por segura. En los cinco días previos a los comicios, la ley electoral no permite anunciar sondeos. Aquellos, por fantasiosos que fuera, provocaban un impacto psicológico evidente. Toda la información que corrió de teléfono en teléfono estaba tan viciada como la difundida durante la campaña y, sin confiscación, resultada difícil escapar a su influjo. Las agencias de encuestas conocen ese impresión», concluye Sánchez, quien vuelve a exponer a algunas de esas compañías, aunque sin dar nombres, de ocultar datos. El PSOE llegó a tolerar esa denuncia contra los encuestadores a la Reunión Electoral Central (JEC), que le quitó la razón a los socialistas desestimando la denuncia.

Tras esa introduccion describiendo cómo vivió en tribu el 23J, Sánchez da un brinco detrás en el tiempo para contar cómo decidió convocar las elecciones para esa término y la forma en que diseñó la campaña electoral del PSOE. Revela que falta más convocar los comicios el 29 de mayo, al día ulterior de las municipales y autonómicas, se hizo unas fotos para los carteles de campaña, pero que las desechó. «Eran las típicas de candidato, pero cuando mi equipo me las enseñó no me convencieron. Creí que no representaban el momento ni cómo me sentía respecto a la concurrencia. Seguimos dándole vueltas, pero se nos agotaba el plazo periferia para realizar la producción del material fotográfico. Ya casi fuera de tiempo decidimos escudriñar entre las fotos tomadas en actos públicos. Encontramos treinta, de las que seleccionamos vigésimo y luego diez. Cuando ya quedaban solo cuatro me senté con ellas en mi despacho de Ferraz y fui imaginando cada una con los lemas», explica, hasta que encontró la decisión final: «Rumiando esas ideas en mi habitante mientras miraba las cuatro imágenes, al final quedó una en mi mano. En ella se me ve haciéndome un selfi rodeando de concurrencia señorita alegre e ilusionada, la mayoría mujeres. Me sentía identificado con esa España que mira al futuro sin miedo y quiere seguir avanzando, como rezaba nuestro contraseña. Era una imagen atípica para un candidato, y más siendo ya presidente del Gobierno. Pero todo en la campaña iba a resultar infrecuente, así que la imagen asimismo podía serlo: elegí la foto de la foto». En ningún momento menciona en esa parte del compendio a alguno de sus colaboradores o miembros del equipo electoral. Él tomó la osadía y tuvo la idea del cartel de campaña del PSOE, en solitario.

Sobre el adelanto electoral

«La primera persona con quien lo hablé fue con Begoña. Le conté mi razonamiento, así como mi interpretación de los resultados, y se mostró de acuerdo»

Incluso se pronuncia sobre la logística mediática en la campaña de las generales, y sobre la política de entrevistas. «Uno de los asuntos que afloraron fue la falta de que yo acudiera a ciertos programas de radiodifusión y televisión, ciertamente a aquellos que habían contribuido de una u otra forma a crear una imagen negativa de mí y de la proceder del Gobierno, en ocasiones mediante la hipérbole o la distorsión; otras, siendo tolerantes con afirmaciones capciosas o deslizando sospechas sin fundamento; a veces por la simple vía de ocuparse escasa atención a los logros del Gobierno y amplificar nuestros errores, que asimismo los hemos cometido». Los medios y sus mensajes, como se aprecia, son una permanente obsesión del presidente del Gobierno.

La osadía de ir en cabeza las elecciones se maduró en la amarga aurora del 28-M, con el PSOE encajando una dura derrota en la mayoría de comunidades y ayuntamientos, y la primera persona en conocer lo que iba a ocurrir fue la esposa del presidente. «La primera persona con quien lo hablé fue con Begoña. Aún sonrío recordando la perplejidad con que reaccionó. Le conté mi razonamiento, así como mi interpretación de los resultados, y se mostró de acuerdo. Aunque intento dejar las ecuestiones políticas fuera del ámbito de mi tribu, Begoña es un apoyo fundamental para mí en cualquier trampa. Aquella confusión asimismo lo fue».

Sánchez relata en términos muy elogiosos el ofrecimiento para colaborar en la campaña que le hizo el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: «Uno de los fakes que han circulado aseguraba que consulté la osadía del adelanto electoral con él. No es verdad. Sencillamente no ocurrió», señala, remarcando que a él y sólo a él le corresponde esa osadía, a la postre virtuosa para el PSOE. «Pero él me llamó en los albores de la precampaña. A lo espacioso de toda la sesión se había mostrado muy identificado con las políticas que estábamos llevando a lugar. Había ayudado al Gobierno de coalición en discrepancias no menores, como la de la ley del ‘solo sí es sí’. Yo había sentido su apoyo de forma inequívoca. En aquellos días, me dijo que quería salir a la palestra, participar en los medios y en los mítines, tener un papel activo en la campaña para contribuir a una trofeo del Partido Socialista, que juzgadaba necesaria para España y merecida por el Gobierno. Me pareció un gran aspecto por su parte. No coordinamos los mensajes ni las apariciones, pero su papel fue central», concluye el autor de ‘Tierra Firme’.

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