Hoy, la sequía que azota la Península Ibérica desde hace primaveras está borrando el multiplicador de la excepcionalidad y ha puesto el foco en instalaciones intermedias. Hace unos días, la Asamblea de Andalucía anunciaba que preparaba desaladoras portátiles para diversas poblaciones de Málaga, conveniente al penoso estado de las reservas hídricas de la provincia.
Precisamente en Andalucía se encuentra asimismo una de las empresas punteras en el sector, fruto de la fusión de la Sociedad Española de Tratamiento de Aguas (SETA) y Pht. Pionera en tratamiento de aguas y desalinización, actualmente cuenta con dos sedes, una ubicada en Rivas-Vaciamadrid (Madrid), donde se encuentra la oficina técnica y comercial, y otra en San Juan del Puerto (Huelva) que alberga toda la división de diseño, fabricación y montaje.
De allí salen desaladoras y potabilizadoras para medio mundo; no en vano, exportan el 80 por ciento de su producción. Su producto suerte son las desalinizadoras contenerizadas que, tal y como explica José Antonio Vargas, dirigente de taller del montón SETA Pht, son compactas, resistentes y extremadamente fáciles de transportar: “Estas llavín en mano van en un contenedor, de forma que se pueden arrostrar a cualquier parte del mundo y esa es la principal comodidad que ofrecen. Las puedes mover donde quieras por tierra, mar y ambiente siempre que tengas los medios necesarios. La planta sale de aquí totalmente probada y testeada, por lo que una vez que llega al sitio se conectan tanto la entrada como la salida de agua, se le ponen los parámetros necesarios y la corriente eléctrica. A partir de ahí, comienza a funcionar”.
Las plantas pequeñas suelen obtener la energía de un alternador, pero las más grandes necesitan estar conectadas a la corriente eléctrica. En estos casos, su naturaleza de eficiencia se revela como un importante multiplicador añadido: “Estas plantas vienen ya con un sistema harto novedoso en cuanto a la parte eléctrica, a la proyectil de adhesión presión. Lleva su recuperador de energía, que es muy importante, porque recupera parte de la energía que necesita para producir agua para seguir produciendo, de forma que el motor consume menos. Es asegurar, que es una planta muy competente. Hay clientes que las complementan con placas solares, de forma que se convierten en sistemas autosuficientes”.
Así funciona
Una planta enclaustrada en un contenedor standard puede producir al día hasta 240 metros cúbicos de agua; o lo que es lo mismo, 240.000 litros. Suficiente para atestar a una población de 2.000 personas. En el caso del agua desalada, aunque de buena calidad, no serviría para el consumo humano, pero sí para el riego, el aseo personal y del hogar y por supuesto, para uso industrial. Con los ajustes determinados, la desaladora puede convertirse en potabilizadora y así producir agua apta para beberla.
En cuanto a los costes, hay desaladoras desde 70.000 hasta 250.000 euros. Todo depende de las micción del cliente, los litros que necesite al día y la calidad del agua que espere. Son modulables y fácilmente ampliables, por lo que la versatilidad es otro de sus puntos fuertes.
Por el momento, el uso de las desaladoras en España es eminentemente industrial, pero en un futuro no muy distante, su presencia puede ser habitual para librar momentos de específico penuria y largos periodos de desaparición de lluvias. Los datos que maneja SETA Pth y el incremento de la demanda así lo atestiguan: “En los últimos tres primaveras estamos desbordados, tenemos todos los talleres funcionando a pleno rendimiento”.