Dos estudiantes de Fuensalida (Toledo) ya tienen una cuento para contar a sus amigos: fueron rescatados de un coche por la Policía almacén de su pueblo cuando iban al instituto y los mismos agentes los llevaron al centro para que no perdieran clase.
Ocurrió este viernes a primera hora de la mañana. Los alumnos, de 13 y 16 primaveras, bajaban en un turismo adjunto con un adulto, que conducía un Dacia Sandero de color blanco. Sin incautación, las fuertes lluvias provocaron un torrente de agua que inmovilizó el transporte, en el que comenzó a entrar agua.
El servicio de emergencias 112 telefoneó sobre las ocho y diez a la Policía almacén para informar de que había unas personas atrapadas por una riada en el camino de las Cañadillas, adjunto a la colonia de Las Fuentes. Dos agentes se desplazaron hasta allí y lograron sacar a los menores y al adulto a través de una ventana trasera. Luego los mismos policías trasladaron en su transporte oficial a los chavales al IES Aldebarán, mientras que el adulto era conducido a las dependientes de la Policía almacén, donde lo recogió otra persona.
Para entonces, el colegio manifiesto San Blas de Arcicóllar, a 11 kilómetros de Fuensalida, se había gastado gravemente afectado de nuevo por las lluvias y el desbordamiento de los arroyos Gadea y Cantaelgallo. Los cerca de 60 alumnos no pudieron asistir a clase porque el agua entró en el edificio, como ya sucedió hace casi tres meses.
Tras el paso de la DANA del 3 de septiembre, el centro educativo quedó inutilizado y se perdió moblaje, capital didácticos y material informático. Entonces los alumnos fueron reubicados en la biblioteca y en el comunidad de este municipio de poco más de 800 habitantes.
El regreso de los alumnos al colegio estaba siendo escalonado, pues había habido que restaurar muchas dependencias, unas obras que hicieron por partes. Los últimos en regresar lo hicieron el 20 de noviembre, por lo que este recuentro con sus aulas solo ha durado 11 días.
Por consiguiente, más suerte tuvieron los dos estudiantes de Fuensalida, cuyo uno de sus rescatadores ya había protagonizado otra intervención destacada el día antaño, sobre las siete de la tarde. Fue en una vivienda de un edificio en el casco urbano, donde una olla ardiendo provocó mucho humo. El agente y otros compañeros desalojaron el liga y extinguieron las llamas con extintores.