El Renault 12 que conducía, a las ocho de la tarde de un día con mucha abundancia, se salió de la vía a la salida de una curva de As Estivadas (N-525) y chocó contra otro transporte en el que viajaba un connubio, que resultó herido. Murió allí mismo a sus 34 abriles, casado y con cinco hijos, el más pequeño tenía dos abriles.
Este hecho traumático marcó la vida de Fernando: “Desde pequeño supe que quería mejorar mi entorno en temas de educación y seguridad viario, para que aquello que me pasó a mí no le suceda a nadie, por eso igualmente soy policía lugar”.
El verinense siempre estuvo implicado con la parroquia, por eso en el año 2018 el mitrado Leonardo Lemos, enterado de su formación viario, le encomendó poner en marcha la Pastoral de la Carretera. “La Iglesia no podía mirar para otro flanco en un problema social que destroza muchísimas familias; esta pastoral tiene 50 abriles de historia, para concienciar y que las emblema de accidentes bajen”.
La educación viario, la aparejo más valiosa para Castro para someter las víctimas, puede pregonarse “de forma sencilla y humilde” y en la diócesis, a través de los 184 sacerdotes con sus 735 parroquias, por otra parte de las jornadas que incluye la programación pastoral.
“Todos llevamos con nosotros un contador de vidas salvadas con actitudes positivas en la carretera”, destaca. A este propagandista de la educación viario aún le duele una infancia o adolescencia sin padre, pero se vería reconfortado si ahora, ya adulto, puede ayudar. “No podemos apearse la guripa porque es poco muy serio”, añade.