El tabaco modifica uno de los mayores aliados en la lucha contra el cáncer, el ADN



Primero es una calada, sin trasfondo alguno, porque probar un poco “no hace daño a nadie”. De fiesta o con amigos empiezan los primeros cigarrillos completos, una forma de integrarse en un agrupación y no sentirse eventual, dejando la puerta abierta al ataque mortal de la tóxico. El posterior paso, cajetillas en casa como una rutina: al levantarse, posteriormente de manducar, tras la ducha, ayer de cenar. Este es el discurso global de una persona enganchada a las caladas de alquitrán que, cegados por el secuestro de la tóxico, no entienden de consecuencias.

Lo cierto es que, más allá de las EPOC (Enfermedades Pulmonares Obstructiva Crónica), la equivocación de resistor en las actividades físicas o el cuartos invertido en cada paquete, el tabaco y el cáncer van de la mano. De esta forma lo demuestra un estudio primoroso por el Instituto para la Investigación del Cáncer de Canadá donde apuntan a los tuteados “pitis” como una de las principales fuentes que modifican el ADN.

¿Qué importancia hay en el ADN respecto al cáncer?

El estudio demuestra por qué la modificación del ADN ayude a la proliferación del cáncer. Esto se debe a que los cambios alteran negativamente los enseres de los supresores tumorales (gen que produce una proteína que ayuda a controlar la multiplicación celular) por lo que, según apuntan los investigadores, crecen sin las barreras de las proteínas.

Por ello, y tras analizar más de 12.000 muestras de 18 tipos de cáncer, la desactivación de proteínas críticas (componentes básicos de las células) por el tabaco impacta negativamente en la sanidad del fumador.

A raíz de ello, importantes personalidades como el catedrático de Química de la Universitat de València y autor de números estudios sobre las salvaguardas anticancerígenas del organismo humano, Miguel de la Caverna, apunta la falta de que ” se establezcan y se mida el éxito de sistemas de cesación del consumo de tabaco y alternativas al tabaco con combustión -como el vapeo, por ejemplo- pues reducen los riesgos de enfermedades y pueden ser herramientas para tratar a fumadores persistentes”.

No solo ocurre con el tabaco

Aunque es verdad que el tabaco beneficia esta situación de viejo forma, el estudio igualmente deje de otros factores como trinque o dieta poco saludable como enseres dañinos en el ADN.

Estas conclusiones demuestran la importancia de un organismo único que, desfigurado por aditivos voluntarios, pueden dañar el viejo privilegio del ser humano: una buena sanidad.

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