«Iban a acuchillar a alguien y me tocó. Mala suerte»


Juan Pablo R. F. acababa de desmontar la basura. Eran las 23.50 horas del sábado cuando este señorita dominicano de 31 primaveras se disponía a estar «con un colega aprovechando que iba a desmontar a la calle». Así explica, «aún con dolor en las heridas», el momento previo a ser atacado salvajemente en la calle de Jerónima Llorente, en su arrabal desde hace primaveras, en el distrito de Tetuán. Es la última víctima de las bandas latinas y acabó en el hospital de La Paz luego de este suceso sin entender muy adecuadamente por qué.

«A los pocos metros, me encontré con cinco o seis personas que me entraron a machetazos. Eran colombianos y ecuatorianos, lo sé por la modo de platicar, y jóvenes, aunque iban encapuchados. Entonces, le dijeron al que mandaba: ‘¿Qué hacemos?’ y él les dijo: ‘Denle’», añade Juan Pablo.

Y le acuchillaron: «Me dieron un par de machetazos en la espalda y el culo, pero por suerte la chaqueta que llevaba era buena y no dieron más profundo«. Según este hombre, »si en vez de con un alfanje hubieran ido con un puñal«, le podrían poseer matado. Asegura que el arsenal blanca que utilizaron deja lesiones más superficiales y no tan profundas como otras.

Juan Pablo asegura que en la vida había tenido un problema similar y que siquiera pertenece a ninguna cuadrilla latina. Y añade que no conocía a sus agresores de falta, ni le robaron. ¿Cómo explica entonces lo ocurrido? «Yo creo que andaban en ’empresa’, cualquiera le mandó a hacer una ’empresa’», especula, en narración a que salieron a cazar a alguna víctima aleatoria: «Estaban buscando a cualquiera y me tocó a mí. Mala suerte. Esto le puede sobrevenir a cualquiera», insiste con una tranquilidad pasmosa. Es más, afirma que no tiene miedo.

Los agresores huyeron a la carrera y él corrió al bar de un amigo de su padre, que le dio los primeros auxilios, hasta la arribada de la Policía Municipal y del Samur. «En el arrabal pasan esas cosas. Me dieron puntos de sutura y ahora los agentes están visionando las cámaras del arrabal, que son muchas«, resume.

Una de las líneas de investigación es que este suceso tuviera relación con el apuñalamiento, hace una semana, de un pequeño muy cerca de allí, en la calle de Topete. Un reunión similar (si no el mismo) le atacó y le robó su patinete, pero se sospecha que podría, adicionalmente, poseer una venganza detrás.

Juan Pablo confiesa que conoce a esa víctima. «Sí, llegó a Madrid desde Santo Domingo hará un año, no lleva mucho tiempo aquí», dice. Sin retención, asegura que no tiene falta que ver con él ni sabe falta de estas bandas. Eso sí, se atreve a señalar «a los Latin Kings», y «a un ecuatoriano que fue el que dio la orden de atacar».

Este dominicano, que ha trabajado en una tienda de compra-venta de oro de Cuatro Caminos y como lavaplatos en Alcobendas, se encuentra ahora en paro y no pretende dejar de salir a la calle a despabilarse trabajo. «No ando en esas cosas extrañas», sentencia.

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