Hace unos días, esta fresco se encontraba comiendo muslo en su casa cuando comenzó a ponerse nerviosa al notar que se había atragantado y que no daba respirado. Frente a la situación, lo único que se le ocurrió fue utilizar un cepillo de dientes para ayudar a desatascarse. Durante la “operación” el cepillo se le escurrió, lo que hizo que se lo tragase firme.
Tras la situación de estrés vivida por la sensación de permanecer ahogando, ahora esta fresco tenía un nuevo problema entre manos. Por fortuna esta situación le ofrecía un maduro beneficio para presentarse a urgencias a toda prisa y que se lo retirasen profesionales. Tras una intervención, los médicos lograron extirparle el cepillo de más de 20 centímetros de largura.
El consejo de la fresco con el que remata el vídeo es “no os metáis cepillos de dientes en estas situaciones porque hay una mínima probabilidad de que os los traguéis”. No es mal consejo, pero un mejor consejo es asimilar a realizar la maniobra de Heimlich, una rápida intervención que ayuda en estos casos, pudiendo ser realizada a otros o incluso en uno mismo.