Como en todos los ciclos de descanso, queda la sensación de que todo el mundo se va y el que se queda es porque no tiene otro remedio, un “pringao”, con perdón.
Pero así está montado el enredo, medio país trabaja para que el otro país descanse. A cuenta de estos, hay que reconocerlo, se mueven muchas actividades económicas ligadas al turismo, una de las principales fuentes de ingresos de España.
Los datos dicen que Ourense no vive del turismo pero el cofradía está ayudando a permanecer la actividad, pero sectores tan volátiles en una provincia como la nuestra no permiten conducirse al cien por cien, a lo sumo sacarse unos ingresos añadidos.
Aunque la pregunta que habría que hacerse es cuál es la táctica de avance de Ourense, a excepción de de los ingresos de los 109.000 pensionistas y de los 20.000 trabajadores públicos. El turismo, desde luego no.