Montmeló, «retorno económico» pese a los números rojos y el lastre de Colau


Inaugurado en 1991, el Circuito de Montmeló, oficialmente Circuit de Barcelona-Catalunya, es propiedad en un 75% de la Generalitat (el resto se lo reparten el Verdadero Automóvil Club de Cataluña y el Junta de Montmeló), con lo que su financiación es principalmente pública, poco que ha sido objeto de crítica por parte de sus detractores. Pese a que en 2022 la instalación cerró con unas pérdidas de 2,5 millones de pérdidas -que se suman a los números rojos en los que vive instalada la instalación desde hace años-, la sucursal defiende el pago que implica por el «retorno crematístico» de la instalación, así como su importancia para proyectar la imagen turística de Barcelona y Cataluña.

Así, frente a la inversión pública directa -el grosor lo aporta la Generalitat, cerca de 17 millones en 2022, seis previstos en 2023-, desde el circuito defienden su contribución neta a la peculio, unos 181 millones, así como su función como magneto de puestos de trabajo, un total de 2.670 empleos equivalentes a tiempo completo anual, tal y como se recoge en su final plan decisivo. El circuito, según detalla el más flamante referencia de impacto crematístico, genera un retorno fiscal para la sucursal de 49,3 millones de euros, de los que el 23,6% repercuten directamente sobre la sucursal autonómica y restringido.

La posibilidad de que a partir de 2026 el circuito pierda la F1 podría suponer un duro porrazo para el estado financiero de la instalación, en tanto que la carrera de monoplazas generó en 2022, recuperados ya los niveles de auxilio prepandémicos, unos 14 millones de euros de ingresos, sobre un presupuesto total ese mismo año de 50 millones. Para 2023, el presupuesto es de 63 millones, en lo que la propiedad señala que es un progresivo saneamiento de sus cuentas. Para ello, casi como si se tratase de anticiparse a la posibilidad de que la F1 deje Cataluña a partir de 2026, el circuito está embarcado en un proceso de mejoría de las instalaciones (5,5 millones en 2022, 16,2 en 2023 y nueve en 2024, por ejemplo) con objeto, asimismo, de diversificar sus fuentes de ingresos mediante el locación de sus instalaciones más allá de las carreras.

Hace pocos meses, el maestro de Empresa y presidente del circuito, Roger Torrent, aseguraba que ya se estaba trabajando con la F1 para prolongar la vinculación más allá de 2026. «El compromiso del Govern y del conjunto del país con la F1 y MotoGP es muy ancho, muy intenso, y esta solvencia nos muestra como un gran guardarropa», señalaba Torrent, que, frente al interés de Madrid por acoger carreras, aseguraba que «nuestra principal arsenal es la historia y el futuro, nuestra trayectoria».

Uno de los factores defendidos desde la Generalitat para tratar de convencer a los gestores de la F1 de su continuidad en Montmeló -o la posibilidad de celebrar dos competiciones en España si se confirma la envite por Madrid- es la viejo implicación de la ciudad de Barcelona tras el cambio de gobierno municipal, tanto en términos económicos como de proyección, ya que durante los ocho primaveras del mandato Colau el Consistorio fue más perfectamente rebelde a todo lo que implicaban las carreras de suscripción competición.

Este mediodía, tras conocerse las noticiario relativas a Madid, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha asegurado que harán «lo posible» para surtir la F1 en Cataluña más allá de 2026. «No tenemos conocimiento de que haya voluntad de cambio. Lo que sí es una existencia es lo firmado y determinado, que la F1, como insignificante hasta 2026, no se mueve de aquí, de Cataluña», ha destacado en rueda de prensa posterior al Consell Executiu.

«No competimos con nadie», ha subrayado Plaja, que ha asegurado que mantienen una colaboración estrecha, un contacto permanente y una comunicación fluida con los organizadores.

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