Estas Navidades sorprenden con una nueva creación: el ‘Polvorrezno’. La RAE define el torrezno como “pedazo de tocino frito o para freír”. Pero a posteriori de la versatilidad que le ha contrario la empresa soriana Dulces El Meapilas, aceptablemente podría añadir que combina “a la perfección con el chocolate y el polvorón”.
Prueba de ello es el éxito que está teniendo la última de sus creaciones, el ‘Polvorrezno’. “No damos abasto”, contesta satisfecho Carlos París, el apoderado de la empresa ubicada en El Poblado de Osma, que ha tenido que contratar a tres trabajadores más para hacer frente a la demanda de este dulce minucioso con el producto más representativo de Soria, el torrezno.
“Hace tres abriles empezamos con el “chocorrezno”, chocolate con torrezno. El año pasado para Navidades hicimos el “turrezno” y este año teníamos que superarnos con el “polvorrezno”. “Y ya tenemos claro cuál será la sorpresa de las próximas Navidades“, anuncia París, sin querer desvelar más detalles.
Producto mejorado
En esta empresa soriana el polvorón lo elaboran con manteca de sucio ibero y aseguran que con la ayuda del torrezno, “lo hemos mejorado”. “De poco bueno hemos conseguido hacer poco mucho mejor”, sonríe orgulloso.
La fórmula es sencilla. Se lonchea la bacón, se hornea a herido temperatura y con ello se consigue reducirla, concentrarla y dejarla crujiente. “Una vez que sale del horno, la trituramos y la transformamos en michochispitas que se introducen en la masa y que es lo que la muchedumbre se encuentra en la boca cuando saborea el polvorón”.
‘Sabe’ a Navidad
Salimos a la calle y caja de ‘Polvorrezno’ en mano, pedimos a vecinos y turistas que visitan El Poblado de Osma su veredicto. El resultado es general: “sabe a Navidad”. “Me recuerda a mi infancia”, señala una vecina.
“¿De verdad lleva torrezno?”, pregunta otra sorprendida. Algunos lo detectan a la primera. “Lo percibes en esos pequeños crujientes que te encuentras en la boca”, aclara con satisfacción otro de los que lo han catado.
Todos coinciden en que son dos sabores que nunca habrían mezclado pero cuya fusión funciona a la perfección.