Lluvia y silencio en Armariz, el pueblo de Nesterova



Por la mañana, en Armariz, la parroquia de 160 habitantes en la que vivía Albina Nesterova, solo había abundancia y silencio. La billete estaba desierta, sin tan pronto como concurrencia. Su marido inglés, con quien convivía desde hace unos dos primaveras antiguamente de aparecer semidesnuda en un camino de San Miguel do Campo, se encerró en casa y rehusaba atender a los medios. La única invitado, los equipos de la Atención Civil que investigan la homicidio de la mujer, que falleció en el CHUO víctima de la hipotermia que soportó en los montes de Nogueira de Ramuín.

Una vecina que vive en una vivienda contigua a la de la pareja atendía a los periodistas con discreción. En la puerta de su casa, afirmaba ocurrir tenido relación con la Nesterova, a quien calificaba como una “bellísima persona”. Así la describía: “Era guapa… Víase nela que era unha muller excelente”. La vecina del alianza extranjero relataba que no hablaban con nadie más del pueblo: “A que falaba con ela era eu”.

No obstante, el perro de la pareja enturbió la relación municipal. Las molestias ocasionadas por el can obstaculizaron la comunicación, que finalmente se rompió. “Era un can de caza, e ó ver os paxaros por aí… Tamén era nervioso, saltarín, andaba sempre ladrando”, explicaba. Según su interpretación, el hombre le tiraba petardos y le ponía discos de lobos “ouveando”. Finalmente, se cortó el trabazón. “Despois deixaron de falarnos. Eu pasaba por onde eles: ‘Buenos días, buenas tardes’. E eles non contestaban”.

La aparición y posterior homicidio de Nesterova afectó a su vecina. “Cando me dixeron que foi ela, quedei tan sorprendida… De noite non durmín, do mal que me caeu a comunicado”, afirmaba: “Víase nela unha excelente muller, tiña un carácter fenómeno, era moi traballadora”. Si el idioma era un obstáculo con el hombre, con Nesterova no era así. Hablaba “poco” de gachupin. “Entendíaselle malamente”, y cuando no comprendía, replicaba “no entender, no entender”, según detallaba la residente contigua. Negó ocurrir percibido una relación conflictiva entre uno y otro: “Nunca oín problema ningún, nunca. Eu, de verdade que o sinto. De verdade que non o creo que lle puidesen facer poco”.

El discreto trasiego policial y la aparición de equipos de la prensa era el único indicio, en el día de ayer, de que una vecina había fallecido en circunstancias que todavía están por determinar. Mientras las pesquisas de la Atención Civil avanzan para resolver la homicidio de Nesterova, la abundancia y el silencio siguen cayendo sobre el rural de Nogueira.

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