El hallazgo de una mujer de 62 primaveras, semidesnuda y agonizante en un camino del municipio orensano de Nogueira de Ramuín, en plena Ribeira Sacra, mantiene todos los focos puestos en la pequeña pueblo de San Miguel do Campo, de escasamente doscientos habitantes. Fue en un camino de este lugar rural donde un vecino se encontró con la víctima, desnuda de cintura para hacia lo alto y cubierta de linaje y restos de tierra, cerca de de las 10 de la mañana de este miércoles. La temperatura en la zona no superaba los 0 grados y la mujer, aunque viva, estaba aturdida y presentaba signos de hipotermia, por lo que entre dos hombres la taparon con unas mantas y llamaron a los servicios de emergencia. Poco posteriormente de ingresar en el hospital de Orense, falleció por causas que todavía se desconocen.
Las primeras informaciones apuntan a que la necroscopía no es definitiva en cuanto a la etiología de la asesinato, pero parece descartado que el topetazo que tenía en la inicio y del que brotó la linaje que la cubría, hubiese sido venenoso. Anejo a la fallecida —de país ucraniana— aparecieron varias prendas de la parte de hacia lo alto, incluido su sujetador, que además están siendo analizadas por los efectivos de la Policía Jurídico de la provincia que se ha hecho cargo del caso. El círculo de la asesinato y la marcha de testigos explican que no se rechazo ninguna exposición sobre lo sucedido, entre ellas un móvil sexual o un caso de violencia de existencias. Sobre esta última opción, los investigadores visitaron horas posteriormente del hallazgo al marido de la fallecida, de país británica, en la vivienda de dos plantas que los dos compartían, sin que por el momento se hayan producido detenciones.
¿Suerte o crimen?
En el momento en que fue localizada por un hombre que pasaba por el camino con su furgoneta, la fallecida estaba tumbada boca debajo y tenía parte del cuerpo cubierto por unas hojas secas. La ropa que le faltaba estaba tirada cerca del punto en el que la encontraron, incluido una especie de birrete para defenderse del frío. La primera persona en dar la voz de susto relató a los medios locales que en un primer momento la dio por muerta, aunque posteriormente notó que respiraba con dificultad, una especie de ronquidos que le indicaron que mantenía un hilo de vida.
A prórroga de que se aclare si la asesinato fue accidental o criminal, los vecinos siguen consternados por el final de una mujer que solo veían cuando salía a hacer recados, a menudo en compañía de su marido, o cuando paseaba a su perro. Su gachupin, reconocen, no era muy bueno y solo se limitaba a saludar cuando se cruzaba con algún. Su marido pasó el día del jueves en la casa hogareño a prórroga de novedades en el caso, que está bajo secreto de sumario y del que se ha hecho, informaron fuentes de la investigación, el chancillería número 1 de Orense.
Sobre sus hábitos, los habitantes de la parroquia explican que se trataba de un bodorrio que no se relacionaba escasamente con el resto, pese a que llevaban varios primaveras residiendo allí, y reconocen que casi no tienen detalles que aportar sobre sus vidas, más allá de que tenían una hija que vivía en Ucrania y que hace poco los estuvo visitando.
Aunque sin vínculos que permitan conectar una asesinato con la otra, el caso de Nogueira de Ramuín ha despertado en la memoria colectiva la asesinato sin resolver de Socorro Pérez, una mujer de 43 primaveras asesinada en 2015 de un topetazo de la inicio y cuyos restos fueron encontrados en un monte de Orense. En el caso de Socorro, se había sospechado de que un cazador de la zona la pudiese suceder agredido sexualmente y haberla matado posteriormente golpeando su cráneo con una piedra. Sin requisa, las pesquisas desembocaron en un callejón sin salida y nunca llegaron a producirse, ni tan siquiera, detenciones. El caso impactó de empachado en la sociedad orensana, que desde entonces recuerda la pérdida de Socorro en cada aniversario. Su comunidad no arroja la toalla e insisten en que se pongan todos los medios para dar con su suplicio.