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El vicesecretario del Partido Popular, Borja Sémper, defendió ayer que es “materialmente imposible” llegar a un acuerdo con Junts para la investidura de Alberto Núñez Feijóo porque “su objetivo prioritario es la independencia de Cataluña”. Nadie en el partido había dicho lo contrario, pero entre el rosario de declaraciones de la víspera hubo algunas del vicesecretario Institucional, Esteban González Pons, que aseguró que Junts “es un grupo parlamentario, que, como ERC, más allá de las actuaciones Lo llevarán a cabo cuatro personas, cinco o diez, representa una fiesta cuya tradición y legalidad no están en duda.
En el PP no gustaron esas palabras. Se reconoció ayer que no era la mejor manera de explicar la decisión adoptada: que cuando Feijóo inicie formalmente su ronda de contactos con los grupos parlamentarios, sólo quedará excluido Bildu, pero no los independentistas catalanes. Eso sí, en Génova no quieren hablar de reuniones ni de fotos. En el gobierno socialista ayer, en palabras del ministro Félix Bolaños, se regodeaban con la pregunta: “Bienvenidos al diálogo”.
En Génova explican que lo que hacen es establecer un veto contra Bildu, cuya trayectoria les hace establecer con ellos una relación diferenciada del resto. Unos cortafuegos que no se pueden establecer con nadie. “No podemos igualar a Bildu con lo que hizo Junts en 2017”, insisten desde la dirección nacional. El PP explica que su estrategia consiste en encarecer el posible apoyo de Junts a Sánchez y expresar que “lo que paga Sánchez no lo paga Feijóo”.
El PP ha decidido que no va a asumir este intento simplemente como la oportunidad para que Feijóo presente su proyecto al Congreso, sino que quiere dar la virtualidad de que pueda lograrlo. Y cimentar la estrategia de futuro, que también pasa a ojos de Feijóo por transmitir la idea de un partido más abierto. Pero lo cierto es que el intento aumenta la exposición. Y expone al partido a equilibrios complicados, como el que tiene que ver con el diálogo con Junts.
El líder del PP catalán, Alejandro Fernández, dejó claro su desacuerdo en las redes sociales con el siguiente mensaje: «Se vienen movimientos (y fotos) que destruirán la reputación de quienes los promueven. Porque no hay nada más valioso que ser coherente con tu pasado, tus principios y tus opiniones. La semana anterior había reflexionado también en sus redes sociales: “Cualquier coqueteo con el nacionalismo sólo conducirá a la melancolía, porque son puro ‘proceso'”.
Aunque la posición de Fernández no es de autoridad absoluta en el PP catalán, su mensaje es compartido en segundo plano incluso por sus rivales internos. Aunque otras fuentes populares en Cataluña transmiten que sólo puede ser una opinión personal, ya que no se ha expresado en ninguna reunión interna. Pero es una postura muy parecida a la que escribió hace unos días el diputado en el Congreso y ex de Ciudadanos Nacho Martín Blanco: «Es difícil mantener un diálogo con alguien que ha decidido volar todos los puentes y, sobre todo, con alguien que desprecia sistemáticamente la Constitución».
El secretario general de los populares catalanes, Santi Rodríguez, intentó equilibrar la postura durante una entrevista en Catalunya Radio: «Es lógico que hablemos con los grupos para conocer su posición sobre la investidura (…) siendo los ganadores de las elecciones, hay que intentar la investidura. Pero con Junts no queremos negociar, sólo hablar. Otras fuentes del PP plantean sus reservas: «Todo lo que ha pasado en Cataluña desde 2015 es fruto de Junts. Mientras Puigdemont esté ahí no es una formación que se pueda normalizar.
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