3 descarrilamientos y 13 cortes en solo 4 años



El tren que el miércoles se dirigía a Vigo-Guixar y descarriló en Vilamartín de Valdeorras es una más de las constantes incidencias que se acumulan en la línea entre Monforte y Ponferrada, que forma parte del Corredor Atlántico para el transporte de mercancías. En este caso transportaba sustancias químicas: un tanque de argón y otro con aceites cosméticos. Sufrieron filtraciones, aunque no hubo daños personales y no supuso peligro para la población.

Fuentes de Adif confirmaron que el descarrilamiento dejó al menos 150 metros de vía “bastante dañados” y derribó cuatro postes de catenaria. Los últimos tres vagones, que transportaban siete contenedores, se abandonaron de la vía. Los vagones que escaparon del accidente, así como otro que logró volver a la vía, fueron remolcados ayer por la mañana hasta la estación de A Rúa. Los trabajos fueron frenéticos durante toda la jornada para despejar la vía, con el objetivo de poder reabrirla al tráfico a primera hora de esta mañana, tal y como se ha considerado en la gestora ferroviaria.

La investigación de las causas aún continúa, pero la principal hipótesis es que se debió a una deformación de la vía. Conocido en el argot ferroviario como “garrote”, el motivo del defecto podría ser las altas temperaturas, que alcanzaron los 42,8 grados en Vilamartín la tarde del accidente. El calor habría expandido y deformado el acero de los rieles. En cualquier caso, Adif mantiene abiertas otras líneas de investigación, ya que un garrote habría descarrilado todo el convoy, y no sólo los últimos vagones.

El del miércoles fue el tercer descarrilamiento en la zona en los últimos años. El 28 de julio de 2020 otro tren de mercancías se salió de la vía en las proximidades de Sobradelo. La gestión era mucho más complicada. El lugar del accidente estaba intercalado entre un claro y un terraplén que desembocaba en el río Sil, por lo que la línea estuvo cortada durante varios días.

Dos de los vagones quedaron volcados debido al desnivel en las tareas de despeje de vía. Uno de ellos llegó al río, lo que supuso una multa de 45.000 euros para Adif tras un expediente de la Xunta, y otra de 10.000 euros para Renfe por parte de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil. Por otro lado, el 26 de agosto de 2022, un tren que prestaba servicio Alvia descarriló en Quiroga, cerca de la región. En esta ocasión, la causa fue aplastante.

Los desprendimientos también interceptaron la infraestructura a la altura de Rubiá en noviembre de 2019. Asimismo, otro incidente similar atrapó un Trenhotel en Quiroga en febrero de 2020. El 5 de enero la vía quedó cortada en la ciudad de Lugo por el mismo motivo.

La catenaria, el cable que suministra electricidad a los trenes, es otro de los quebraderos de cabeza de una infraestructura que pide renovación. Desde 2019 se han producido al menos cinco averías en esta parte de la infraestructura. Estos daños obligaron a detener los convoyes de pasajeros, a veces en medio de la nada. Más graves fueron los dos chispazos que provocaron dos incendios forestales en Sobradelo durante el verano de 2021. Uno afectó a 197 hectáreas y el otro sólo a cinco, pero en este caso las llamas amenazaban viviendas acechando el mismo centro de la localidad.

La lista de incidencias levanta sospechas sobre el mantenimiento de la vía. La acumulación de averías y accidentes agrava la falta de comunicación en la región, que apenas mantiene dos frecuencias de trenes al día. Uno, un tren regional que conecta Ponferrada con la ciudad, y el otro, el Alvia Barcelona-Galicia. Otros trenes como el tren diurno al País Vasco o el Trenhotel a Barcelona desaparecieron definitivamente tras la pandemia.

Una sección esperando

El tramo Monforte-Ponferrada-León forma parte del Corredor Atlántico, incluido en la Red Ferroviaria Transeuropea. Esta línea está destinada al transporte de mercancías. Entre Ourense y Monforte se están realizando obras de mejora para adaptar una vía obsoleta a las necesidades del corredor.

Pero Los tramos de Valdeorreses aún no han sufrido grandes intervenciones, a pesar de que se estudian, por ejemplo, las ampliaciones de las estaciones de Vilamartín o Quereño (Rubiá) para dar cabida a trenes de hasta 750 metros. El noroeste del Corredor Atlántico -incluido este tramo- quedó fuera del último reparto de fondos de Bruselas.

Renfe alquila autobuses para sustituir al menos seis trenes afectados por el corte

El descarrilamiento del tren ha obligado a interrumpir la infraestructura entre las estaciones de Vilamartín y A Rúa, circunstancia que afectó ayer a otros cuatro trenes, además de los dos que fueron sustituidos por autobuses el día del accidente.

En concreto, los servicios afectados fueron el Regional de Ponferrada a Ourense a primera hora de la mañana; el tren Galicia-Barcelona por la mañana; el Regional de Vigo a Ponferrada por la tarde; y el Alvia Barcelona-Galicia, a última hora de la tarde. Los dos últimos tampoco pudieron circular el miércoles.

Fuentes de Renfe explicaron que los viajeros de los trenes afectados están siendo trasladados por carretera entre Monforte y Ponferrada. La única excepción son los viajeros del Alvia Barcelona-Galicia, ya que se dirigen directamente a su destino desde la ciudad de Bercia.

Desde Renfe también arrojan luz sobre la retirada de las cisternas y contenedores que quedaron a los lados de la vía, porque son de su responsabilidad. Según explica el operador ferroviario público, la mercancía será retirada próximamente “siguiendo los protocolos habituales” en este tipo de operaciones.

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