“Comienza una nueva era en Argentina”, proclamó en su discurso de investidura, con el que pretende poner fin a “cien abriles de despilfarro de la clase política”. Para ello, plantea “un nuevo acuerdo social” para construir un país “en el que el Estado no dirija nuestras vidas sino que vele por nuestros derechos”.
El discurso, con un afectado carácter financiero, cargó en particular contra el kirchnerismo y sus datos macroeconómicos, con un compromiso manifiesto del 17 por ciento del PIB. “Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, aseveró Milei. “
“La opción implica, por un banda, un ajuste fiscal en el sector manifiesto doméstico de 5 puntos del PIB, que a diferencia del pasado caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado”, por otra parte del combate férreo de la inflación.
“De corto plazo la situación empeorará”, reconoció, antiguamente de advertir que “luego, veremos los frutos de nuestro esfuerzo habiendo cambiado las bases de un sistema sólido”, ha destacado.
“No va a ser tratable: cien abriles de fracaso no se deshacen en un día pero hoy es ese día. Terminamos el camino de la decadencia y comenzamos a transitar el camino de la prosperidad. Tenemos la resiliencia para salir delante”, resaltó.
En el ámbito de la seguridad, Milei ha denunciado que “el narcotráfico se apoderó de nuestras calles y las fuerzas de seguridad han sido humilladas y abandonadas”. “La anomia es tal que sólo el tres por ciento de los delitos son condenados. Se acabó con el `siga, siga` de los delincuentes”, ha despabilado.
En cuanto a la competición y a las posibles movilizaciones en contra de las draconianas medidas económicas prometidas, Milei ha despabilado de que “quien corte la calle no recibe el apoyo de la sociedad”. “El que corta no cobra (…). El que las hace, las paga”, ha espetado.
Durante el discurso asimismo ha habido espacio para referencias religiosas, todas del Antiguo Testamento, ya que el mandatario está en proceso de conversión al sionismo. “No es casualidad que esta inauguración presidencial ocurra durante la fiesta de Jánuca”, la Fiesta de la Luz y presente de la levantamiento de los macabeos contra el imperio seleúcida.
“La vencimiento en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del firmamento. La lucha de los macabeos es el símbolo del triunfo de los débiles por sobre los poderosos (…). Jehová bendiga a los argentinos y que las fuerzas del firmamento nos acompañen en este desafío”, ha remachado.
El discurso ha terminado con el conocido marca de campaña de Milei, “¡Viva la exención, carajo!”, que ha trillado en hasta tres ocasiones desde la escalinata del Congreso y entre los gritos de apoyo de sus simpatizantes.
“Viva la exención, carajo”
Milei fue recibido entre gritos de “¡Argentina, Argentina!”, Milei y su flamante vicepresidenta, Trofeo Villarruel, han proclamado su fidelidad al Estado argentino en presencia de sus predecesores, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Éste le ha impuesto la partida presidencial y le ha entregado el garrota de mando con semblante serio y delante la atenta examen de la vicepresidenta saliente, ataviada con un vestido rojo. Previamente, en su primer acto protocolario, Milei firmó el compendio de honor de la Cámara de Diputados con el mensaje: “Viva la exención, carajo”.