un restaurante cambia de rol y reseña a un cliente


Es muy habitual que los locales de hostelería tengan a sus parroquianos, clientes conocidos que frecuentan bares o restaurantes con asiduidad. No obstante, en algunas ocasiones, la confianza puede dar pie a situaciones comprometidas como la que ha compartido en redes sociales el influencer valenciano Jesús Soriano (@soycamarero).

La crítica a una de las elaboraciones con arroz más populares de Italia es el detonante para lo que se intuye como la ruptura del buen rollo entre el propietario de un establecimiento y el comensal.

«El risotto que me sirvieron parecía fritura de calamares y sabor fatídico. Los escalopines, fatídico todavía. Siempre que fui se comió muy aceptablemente y despreciado, pero mi última experiencia, fatídico», escribe el cliente en su reseña.

El consumidor valoró la comida con una de las cinco estrellas con las que Google permite puntuar a los locales. Eso sí, tanto el servicio como el medio ambiente del regional le merecieron cuatro estrellas. Poco que no sirvió para calmar los humor del responsable del restaurante.

Su respuesta, mucho más extensa que la reseña innovador, se acaba convirtiendo, precisamente, en una valoración sobre la ademán del parroquiano con el bagaje de quien conoce a la persona que se está describiendo.

«Todo fatídico, incluso tú aquel día estuviste fatídico, estabas muy gafe, proporcionado pesado, muy repetitivo y proporcionado maleducado. Las otras veces que viniste, un bóveda celeste. Pero este postrero día, fatídico», asevera el dueño del bar.

«No había quien te aguantara, parecías poseído. Una pena, la verdad, porque parecías súper educado y nos hemos llevado una engaño. Siento que no te haya gustado esta vez. A nosotros tus modales siquiera», zanja el escrito publicado en internet.

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