Los pocos comerciantes que han renunciado a entregar afirman arrostrar tres primaveras de lucha soportando las zancadillas constantes, que les impiden arrostrar a extremidad su actividad. Alegan que el fondo de inversiones les dejaba sin céfiro acondicionado en verano, y en invierno sin calefacción, adicionalmente de cortarles el suministro de gas a las cámaras frigoríficas. Hoy han sufrido la bono más dura, a las siete de la mañana se han enfrentado el camino a la parte de en lo alto tapiado, y sin forma de aparecer a sus negocios, donde la mayoría tenía gran cantidad de apartado, algunos por valía de 5.000 euros.
“No nos pueden quitar el derecho a arrostrar el pan a nuestras familias” afirma Suerte, propietaria de uno de los negocios que siguen aún en funcionamiento. Todos ellos son negocios familiares que han ido pasando de reproducción en reproducción. José Luis lleva 51 primaveras trabajando en su carnicería, hoy no podía creerse que no le dejaran entrar a lo que considera su casa. Por otra parte, el fondo ha contratado seguridad privada que ha situado en los accesos al mercado, dificultando la entrada tanto a vecinos como comerciantes, que no han podido aparecer al terminal de carga.
Esta mañana han acudido a los juzgados a interponer una denuncia tras encontrar el camino a sus negocios tapiados sin previo aviso. Defienden que son accionistas y propietarios de sus puestos y que fueron los del fondo de inversión los que hicieron una adquisición irregular, en la que no tuvieron en cuenta el derecho preferente de adquisición. Afirman que a pesar de que el tribunal no ha dictado sentencia todavía acerca de la titularidad del mercado, las obras ya han comenzado. Y este casi centenario mercado será sustituido por un espacio gastrónomo en la planta quebranto, y un recinto de fasto en la parte superior.