Los últimos 22 de Podemos: fuga de cuadros en plena refundación


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Al mismo tiempo que encara el liza de reinventarse, el partido ‘morado’ arroja más y más síntomas de descomposición

Roberto Sotomayor (izqda.), Ione Belarra, Irene Montero, Alejandra Jacinto y Enrique Santiago.
Roberto Sotomayor (izqda.), Ione Belarra, Irene Montero, Alejandra Jacinto y Enrique Santiago.JAVI MARTÍNEZ
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Con los recién incorporados Roberto Sotomayor y Carolina Alonso la registro de nombres empieza a ser interminable. En existencia, es el reguero de dimisiones y abandonos que da continuidad a la convulsa historia de Podemos desde 2014 y que ha salpicado cada uno de sus distintos periodos en estos casi ya diez primaveras de vida. El partido morado quiere inaugurar ahora un nuevo tiempo, el de una refundación estratégica para recuperar el trono perdido en la izquierda alternativa al PSOE, actualmente en manos de Sumar, sin incautación, al mismo tiempo que encara el liza de reinventarse, arroja más y más síntomas de descomposición. Con una gravísima crisis de fuga de dirigentes, candidatos y cuadros.

Podemos se quedó en los huesos en las elecciones autonómicas y municipales del pasado mes de mayo, luego de una desastre histórica que le borró del planisferio en parlamentos de la relevancia de la Comunidad de Madrid o la Comunidad Valenciana, entre otros, encima de los ayuntamientos de sus capitales. Ahora acaba de asomarse al descolgadero al animarse romper con Sumar y desbordar del montón que la coalición tiene en el Congreso para, a partir de ahora, tomar un arriesgado revoloteo propio e independiente con sus cinco diputados encuadrados en el Congregación Heterogéneo. Ellos son la punta de alabarda de la aventura de Podemos en solitario para evitar la situación en la que ha terminado Cs.

El divorcio con Sumar significa todavía una ruptura política con los partidos que lo componen, como Izquierda Unida (IU) o los comunes. Fuerzas con las que comparten todavía espacios conjuntos -gracias a la cita de mayo- y que quedan ahora sumidos en la máxima incertidumbre sobre su devenir. Esto arroja la friolera sigla de hoy en día sólo hay 22 miembros de Podemos que tienen un certificado en las Cortes Generales y los 17 parlamentos autonómicos y que tienen declarada obediencia a las directrices al tándem Ione Belarra e Irene Montero. Por ahora. Pues algunos de ellos han sido vehementes en requerir entendimientos con Sumar. Así, Podemos se apoya sobre pies de comedón.

Estas 22 personas para encarar la crisis se reparten así. Por un banda, están los cinco diputados nacionales del Congreso. A partir de ahí, en las cámaras autonómicas hay cuatro en el País Vasco, tres en Andalucía, dos en Extremadura, Navarra y Región de Murcia; y uno en Cataluña, Aragón, Baleares y Castilla y Audaz.

Podemos contaba con una diputada en Asturias, Cova Tomé, pero recientemente la expulsó de militancia y se encuentra enfrentada con la dirección. Los demás miembros de los grupos de Podemos-IU en Cataluña, Andalucía, Extremadura, La Rioja, Navarra o País Vasco pertenecen a IU o a los comunes.

De los 22 morados con certificado, cuatro son del País Vasco que renovará Parlamento ayer de junio y con muchas dudas sobre qué pasará con la candidatura de Podemos. Que parece abierta a pactar con Sumar a pesar de las hostilidades en Madrid.

No hay que averiguar diputados morados en la Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia, Cantabria, Canarias o Castilla-La Mancha porque las candidaturas que integró no obtuvieron representantes.

Últimos portazos

Con este sombrío panorama afronta Podemos una fuga de cuadros en desacuerdo incondicional con el comportamiento que la dirección de Belarra tiene respecto a Sumar, y a la combate abierta. Ayer anunciaron por este motivo su portazo al partido el candidato en mayo al Cabildo de Madrid, Roberto Sotomayor, y la que fue su número dos en la registro, Carolina Alonso, que ejerció la pasada vigencia como una de las portavoces principales en la Asamblea.

Su agreste adiós, con duras críticas a la dirección por la «bunkerización» de las Belarra-Montero y la marcha de debate interno en las decisiones, deja completamente descabezado a Podemos en Madrid, el feudo que lo vio venir al mundo. Y es que, hace tan sólo una semana dimitió por el mismo motivo el líder autonómico, Jesús Santos. Siguió los pasos de Alejandra Jacinto, que fue la candidata de Podemos a la Asamblea en mayo y que ya terminó en Sumar. En medio año han desaparecido de la primera carrera todas las figuras visibles.

La crisis de Madrid es de la máxima importancia porque obliga a reinventar de nuevo a un partido que quedó barredura del planisferio en las urnas por Más Madrid, ahora uno de los corazones que late en Sumar. Sin representantes en la Asamblea o el Cabildo, se tiene que retornar a averiguar un liderazgo para sacar la individuo en la región más mediática.

Cinco gestoras

La gestora que se monte en la Comunidad de Madrid será la casa de campo desde mayo. En medio año han dimitido los líderes autonómicos de la Comunidad Valenciana (Pilar Escofina), Aragón (Maru Díaz), Baleares (Antònia Jover) y Asturias (Sofía Castañón). Cada desprecio tiene sus causas, pero la de Santos en Madrid es por la combate con Sumar. ¿Será el posterior? Todas las miradas están puestas en Irene de Miguel (Extremadura) y Begoña Alfaro (Navarra), la única que está en un gobierno, pues las dos desafiaron a Belarra apoyando el extensión de Sumar en Magariños. Como hizo el líder en Galicia, Borja San Ramón.

Por lo pronto, la ruptura con Sumar ya se cobró la desprecio de militancia de Jéssica Albiach, portavoz de los comunes en el Parlament. «Yo no quiero un montón compacto donde todo el mundo piense idéntico. Eso es una secta. Otros creemos en la pluralidad y el disenso», lamentó ayer Juan Carlos Monedero en la red X tras conocerse las bajas en Madrid.

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