La cesión del edificio que acogió el Colegio Universitario no es una excepción en la calle Progreso.
Es más, a su banda hay al menos dos inmuebles que esperan dueño, aunque en esta ocasión son privados. Uno de ellos, al banda de la vieja sede universitaria, que acogió la popular cafetería Rojo en sus bajos, frecuentada por gentes del distrito, pero asimismo por estudiantes y profesores del inmueble universitario.
Frente a este, otro edificio demora dueño, según una firma que pertenece a una entidad bancaria. Progreso es una de las históricas calles que alberga un rico patrimonio construido, no todo en buen estado. Los portales, ayer bulliciosos, ven advenir los días sin tránsito de inquilinos.