la cena de Navidad más generosa



El extremo en sentarse a la mesa es Antonio. Rocío le comenta lo atún que ha quedado el Desorden cuyo Inicio abre este emotivo vídeo. Ella es usuaria de la residencia de ancianos que la Orden gestiona en Madrid. Nacida en Sevilla hace 92 abriles, vivió durante más de 50 en Buenos Aires. Él, trabaja en el hospital de Córdoba como operario de mantenimiento.

David, del centro asistencial de Palencia pregunta a Gemma, procedente de la casa de la Orden en Barcelona, por unos apetecibles aperitivos que ella le invita a probar bajo la atenta ojeada de Milán, uno de los alumnos del taller de carpintería del Colegio de Educación Exclusivo San Rafael.

Vanessa, trabajadora social del hospital de Santurtzi, se interesa por el día a día de Luis, venezolano que lleva tan solo tres meses en Madrid y que trabaja en el software de voluntariado del comedor del centro que le acoge. A su banda, Abdala, de Costa de Marfil y estudiante de Formación Profesional Básica de Cocina y Restauración, rechaza una copa de morapio.

Adjunto a ellos Íñigo, trabajador en el hospital de Zaragoza, intenta convencer con poco éxito a Marc, curado de un osteosarcoma que le fue diagnosticado con tan solo 8 abriles en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y culé desde la cuna, de que su Athletic es el mejor equipo del mundo.

El malagueño Javier, establecido en Tenerife y auxiliar técnico sanitario charla con la indonesia Savitri, enfermera además, pero en el hospital de Santander.

Nuestro extremo proselitista es Carlos, padre de Marc, quien eternamente agradecido, nunca ha dudado a la hora de participar en este plan y en otros que puedan contribuir a encontrar una cura para niños oncológicos como su hijo: “Constantemente estamos ayudando, recaudando y haciendo todo lo que se pueda para la investigación del cáncer de niño en los laboratorios del Sant Joan”.

Campaña ‘Actores por un día: protagonistas de cada día’

Todos ellos son los protagonistas de la campaña ‘Actores por un día: protagonistas de cada día’, concebida con el objetivo de dar visibilidad a aquellas personas que viven situaciones de vulnerabilidad y necesitan de otras personas en instituciones para sentirse acogido y atendido.

“Nuestra meta es que tanto trabajadores como usuarios tengan una divertidísima experiencia que les permita sentirse protagonistas por un día y, por otro banda, seguir contando historias llenas de verdad, de muchedumbre vivo, para los que San Juan de Altísimo es una institución en la que creer”, explica Rodrigo Martínez, director de comunicación de San Juan de Altísimo España. “Queríamos que esta cena tuviera diferentes acentos, situaciones y sensibilidades. Una error de homogeneidad intencionada en la que nos sentimos cálidamente representados siendo tan diversos en España y más allá, a nivel mundial con más de 400 centros repartidos en cinco continentes”.

Y el objetivo se ha conseguido a fallar por las impresiones de los participantes. “Me he sentido intérprete por un día”, asegura Savitri. “Lo que más me ha gustado de la experiencia es todo. No tengo palabras”, explica emocionada Gemma. Para Marc, quien de pequeño hacía de director de cine con sus primos y amigos, ver las tripas de un rodaje ha sido toda una experiencia: “El entorno se veía muy desmontado y todo, pero en cámara se veía extraordinario. Parecía que estuviéramos en una casa, o sea que ¡Adecuado Navidad a todos!”.

Como cualquier grupo, sentadas frente a la mesa celebrando la Navidad, trece personas ligadas de una u otra guisa a la Orden Hospitalaria San Juan de Altísimo quieren cursar un mensaje de convivencia, paz y hospitalidad. Son los apóstoles de la solidaridad.

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