“En época de Navidad, a la cigüeña del Sil verás”



“No es que no se haya ido, es que ha vuelto ayer”. Serafín González Prieto, es el presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, y tiene la respuesta a la curiosidad surgida por la estancia de varias cigüeñas adultas que han escogido el río Sil, en O Barco, para producirse las fiestas. Y resulta que no es que no se hayan desplazado, sino que en oportunidad de retornar en febrero, por San Blas, “ahora lo hacen ayer”. Y encima, ese desplazamiento no ha sido, seguramente, tan retirado, “porque ahora muchas de ellas no cruzan el Reprimido para arribar al África subsahariana, a la zona del Sahel, sino que se quedan en el sur de España, o en las dehesas de Extremadura”. 

Y, ¿por qué lo hacen? Lo que está claro es que hay varios motivos, según explica este entendido, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Compostela, “entre ellos el cambio climático, pero asimismo la veterano disponibilidad de alimento en esas zonas del sur de España”. Explica que esto es una cuestión de peculio de energía, “cada vez los inviernos son menos fríos, y si las aves están admisiblemente alimentadas lo aguantan admisiblemente, y a la vez la migración les supone un esfuerzo y un aventura en el desplazamiento; ellas piensan si les compensa o no”. Y, por lo conocido, cada vez les compensa menos y por eso las vemos más durante los meses más fríos.

El alimento, muchas veces lo encuentran en los vertederos humanos, poco que les beneficia, pero puede constituir un peligro para el animal. “Hace unos primaveras, en uno de los nidos que había en O Castro, unos pollos de cigüeña estaban intentando comerse una cuerda de más de un patrón que sus padres depositaron en el techo pensando seguramente que era una culebra, con el peligro de atragantamiento que supone”.  

Proceso

Según cuenta, “hace como vigésimo primaveras era ordinario verlas en el mes de enero en la zona de A Limia, y ahora cada vez es un poquito ayer. De febrero pasaron a mediados y principios de enero. Y ahora ya en diciembre se ven en otras zonas como pasa en Valdeorras”. Cuando positivamente se ven pocas, “es en octubre y noviembre”, que sí se desplazan, pero no cambian de continente. 

La pregunta asimismo surge a la hora de hacer recuento; si no migran cruzando el Reprimido, no hay merma en las poblaciones de aves como solía acaecer, ¿habrá un exceso de aves, entonces? Serafín Gonzalez explica que incluso, este cambio de comportamiento, beneficiará a la especie. “La cigüeña pasó por un periodo muy malo entre los primaveras ochenta y noventa, por al seguía en toda Europa, y tras aquello, poco a poco se empezaron a recuperar”. La Naturaleza, según explica, buscará siempre sus equilibrios, porque “ningún depredador puede terminar agotando sus presas porque entonces se muere. Quizás si tienen menos comida tendrán menos éxito reproductivo”.

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