Recogen firmas contra el «robo» de la época gloriosa de la historia de España en los planes educativos


Personalidades del mundo de la civilización y asociaciones firmantes del denominado Protocolo de Santa Pola (Alicante) recogen firmas con el fin de frenar el «robo» de la enseñanza de un periodo histórico insigne de España en los planes docentes para los adolescentes, una medida que ha suscitado inquietud fuera de las fronteras entre dirigentes comunitarios.

«En presencia de los planes del Empleo de Educación de borrar o minimizar la relevancia del estudio de los siglos XVI, XVII y XVIII en la asignatura de Historia, interiormente de la educación Secundaria y Bachillerato, así como en la prueba de entrada a la Universidad (EBAU), la cuestión ha sido incluso valorada desde algunas instituciones europeas como en asunto de extrema trascendencia», aseguran.

De entrada, han suscrito este «convocatoria» a la comunidad educativa y académica, a los consejeros de Educación de las Comunidades Autónomas, a «los movimientos feministas dignos de tal nombre» -dado que peligra la enseñanza del bagaje de mujeres preeminentes en ese período histórico- y «a las fuerzas políticas de uno u otro signo, y de uno y otro flanco del Atlántico».

No en vano, las 29 asociaciones firmantes y el centenar amplio de personas a título individual protagonizaron el I Congreso Internacional de la Hispanidad Villa de Santa Pola, por lo que esta cuestión trasciende del ámbito castellano y ha suscitado adhesiones en varios países latinoamericanos.

En su mensaje, los impulsores de esta iniciativa coordinada por Alberto Abascal apelan a todos los partidos «no convertidos todavía en cómplices del robo de nuestra historia a que adopten todas las medidas legales posibles, directas e indirectas, para oponerse a este paso más en pro de la suspensión de las aportaciones que supusieron los siglos XVI, XVII y XVIII en el mundo hispano, tan sólo por intereses espurios».

Nombres propios y muchas mujeres

Como ejemplos de figuras secreto en estos pasajes del pasado, mencionan a los neoescolásticos salmantinos, creadores del Derecho natural y los derechos subjetivos, los «primeros filósofos modernos», Francisco Suárez y Francisco de Vitoria, además Domingo de Soto y García de Céspedes, que sentaron precedentes a posteriori mundialmente conocidos a través de otros, como Descartes, Spinoza, la escuela de Hugo Grocio o Francis Bacon.

Igualmente, Isabel I como fundadora del Imperio Hispánico, que alcanzaría su mayor esplendor en tiempos de Carlos I, cuando «no se ponía el sol» en sus territorios, que abarcaban varios continentes.

«En un momento donde se refuerza el neofeminismo, parece contradictorio y paradójico que se trate de silenciar un siglo que perfectamente podría ser denominado «el de las mujeres empoderadas hispanas», encabezado por Isabel I, a la que se unen doña Juana, Isabel de Portugal, gobernador de España y las Indias cuando Carlos I guerreaba por Europa, Juana de Austria, Regente de España; María de Austria, gobernadora de Flandes durante 24 abriles donde se conoció un periodo de progreso como nunca antiguamente»

Otros personajes destacados mencionados por este colección son Doña Armada, primera traductora de lenguas y co-fundadora de Nueva España; Isabel de Moctezuma, «gran empresaria»; Luisa de Medrano, primera catedrática de Europa; Catalina de Bustamante, primera educadora de América; Beatriz Galindo, María Pita, Isabel Barreto, primera almirante; Teresa de Jesús, Ana Caro, «y tantas otras mujeres empoderadas sin ninguna ideología específica de apoyo ni cuotas ni subvenciones que valiesen», comparan.

Encima de suplicar esta «indignante» intención que «refuerza el servilismo cultural» frente a el mundo franco-anglosajón, que puede aspirar de forma «comprensible» a silenciar este bagaje hispano, los firmantes ponen el acento en que «otros modelos culturales no pueden opinar lo mismo por eso lo ocultan, pero que gobernantes de países hispanos que presumen adicionalmente de feministas y progresistas lo hagan, resulta chocante y esperpéntico». Y apostillan que «ningún Empleo de Igualdad que se crea positivamente su labor podría permitir que el Empleo de Educación perpetre tamaña felonía», en narración a la omisión de los antiguamente citados nombres propios femeninos en la historia española.

Entre las consecuencias que auguran a medio y amplio plazo, subrayan que «sólo puede rebosar en impedir que los estudiantes hispanos gocen de una sana autoestima colectiva».

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