¿Es siempre bueno este cambio?



Normalmente relacionamos el término ‘verde‘ con el ecologismo y sus mercancía positivos sobre el medio condición, y hablamos de medidas, organizaciones, etc., ‘verdes’, cuando abogan por la defensa de la naturaleza o la vitalidad, y luchan contra la contaminación o la destrucción de los entornos naturales. Aun así una flamante investigación sugeriría que un mundo más verde podría no significar un mundo mejor.

El agua, fuente de la vida

El agua de los mares y océanos terrestres representa el 70% de toda la superficie de nuestro planeta, predominando de forma considerable sobre bosques, desiertos, montañas ,llanuras, etc.

Esta ‘mayoría acuática‘ hace que olfato desde el espacio la Tierra parezca una inmensa canica cerúleo, o ‘blue marble‘ en inglés, como expresó la tripulación del Apolo 17 en 1972, al fotografiar el planeta que habitamos desde fuera de la medio terráqueo.

Desde entonces a la Tierra se la conoce como “el planeta cerúleo“, y dadas sus características únicas y peculiaridades, es el único zona conocido donde es posible el ampliación de la vida, tal y como se conoce.

¿Un planeta más verde es positivo?

La ligera altercado de las condiciones a nivel completo tiene consecuencias directas sobre los ecosistemas. El estudio afirma que el cambio de color, de cerúleo a verde, en gran parte de la superficie óleo, es el reflexivo de las variaciones que están sufriendo los ecosistemas subacuáticos, y que podría hacerlos colapsar.

La investigación, llevada a lugar desde el Centro Doméstico de Oceanografía del Reino Unido, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y varias universidades, ha estado liderada por el Dr. B. B. Cael, y en ella se han analizado imágenes específicas del secuaz Aqua, perteneciente al software MODIS de la NASA.

Las imágenes examinadas, corresponden a los últimos 21 abriles y a regiones ecuatoriales, tropicales y subtropicales. En ellas se observa el cambio progresivo de tonalidad en el 56 % de la superficie acuática de la Tierra. Esto estaría provocado por el aumento de clorofila, adecuado a su vez a la proliferación de fitoplancton o algas microscópicas, en muchos casos en forma de florecimiento masivo.

Este extraordinario incremento del mencionado pigmento en los mares y océanos, ya lo adelantaban los modelos climáticos en sus predicciones bajo un decorado de cambio climático. Ahora aceptablemente, los modelos estimaban que serían necesarios, al menos, datos recogidos a lo espléndido de 3 o 4 décadas. Según las conclusiones del estudio, ese intervalo de tiempo se habría conocido corto adecuado al elevado ritmo al que están subiendo las temperaturas o la concentración de CO2, tanto en el melodía como en el agua de los mares y océanos de todo el mundo.

El Doctor Cael afirma que “las tendencias observadas no representan unas variaciones aleatorias”, y añade que los resultados obtenidos son “compatibles con el cambio climático originado por el ser humano”.

Ya no son “sólo” predicciones, son hechos

La investigadora del MIT y coautora de la investigación, Stephanie Dutkiewicz, por su parte explica que “el color de los océanos ha cambiado. Estas variaciones tendrán un impacto sobre los ecosistemas y dependerán en gran medida en la capacidad delos océanos de absorber el dióxido de carbono. Esperamos que la clan se tome esto en serio, ya no son sólo predicciones de los modelos, ahora podemos ver lo que está ocurriendo y cómo el océano está cambiando”.

“Ver que esto verdaderamente ocurre no es sorprendente, pero sí muy inquietante. Y estos cambios son consecuencia de los cambios inducidos por el ser humano en nuestro clima”, termina asegurando Dutkiewicz.

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