A la hora de comprar nuestro décimo, podemos ser víctimas de una suplantación de la agencia de suerte. Clonan las páginas webs de las oficinas más conocidas, donde todo el mundo quiere comprar. Utilizan nombres muy parecidos para que piquemos y caigamos en la trampa. Si accedemos y ponemos nuestros datos personales y bancarios, tendrán vía librado para ceder a nuestras cuentas. Hugo Álvarez, avezado en Ciberseguridad, explica “para estar seguros de que estamos en una página confiable, que no es una web fraudulenta tenemos que mirar que siempre haya un candado”.
Y la estafa no queda ahí. Tienen más ‘modus operandi’ relacionados con la suerte. A la hora de compartir un décimo, por ejemplo. Nos enviarán un mensaje en el que se hacen ocurrir por un amigo o abierto que quiere compartir un décimo con nosotros. “Si pinchamos la fotografía se descargará un ‘malware‘, un software informador que se queda en nuestro ordenador o nuestro móvil”, advierte Álvarez. Con un simple ‘click’, los ciberdelincuentes podrán ver todo lo que hacemos, y una vez más robarnos todos nuestros datos.
Aunque la ‘deshonor hado’, con la que más fortuna recaudan, sucede el día del sorteo de Navidad. De nuevo nos enviarán un mensaje, esta vez nos dicen que nos ha tocado un premio. Es ahí cuando juegan con una ilusión de los supuestos ganadores, ya que nos solicitan datos privados para cobrar el fortuna. Un fortuna que nunca llega, porque lo que hacen es quitarnos el nuestro.