Hace tres días, un repartidor lo encontró en una carretera de montaña cerca de Toulouse, de amanecida y solo. El fresco, que lo recogió en su coche, lo describe como un pequeño suspensión, rubio, llevaba una sudadera blanca, blue jeans, una mochila y un patinete bajo el apoyo. Descansaba durante el día y caminaba por la incertidumbre para evitar ser localizado.
El vínculo con su abuela
Alex utilizó el teléfono móvil del fresco que le encontró en la carretera francesa para contactar con su abuela. En ese mensaje le decía que estaba en Francia, que quería regresar a su casa y que la quería, y en unas horas el ya adolescente de 17 abriles llega a la entrada del finalidad de Inglaterra de la que había saliente hace seis abriles. Allí lo retraso su abuela, la primera con la que contactó y con quien ha hablado ya a través de vídeollamada.
La anciana sigue siendo su tutora permitido ha hablado del “alivio y de la delicia de la tribu”, pero ha pedido igualmente privacidad para permitir al fresco adaptarse tras lo que ha calificado como “abrumadora experiencia“, especialmente para un caprichoso”.
La investigación
La Policía investiga su entorno más cercano, a su matriz y a su yayo materno. Tendrán que explicar por qué el caprichoso no ha sido escolarizado en estos seis abriles, y sobre todo, por qué el caprichoso ha contado a los gendarmes franceses que sufrió abusos sexuales porque durante estos seis abriles el fresco inglés ha estado deambulando con su matriz, su yayo y otras familias interiormente de lo que él mismo describe como una “comunidad espiritual” itinerante, pasando por España y Marruecos antaño de arribar a Francia. Viviendo al beneficio de la sociedad hasta que el adolescente decidió escaparse al retener que su matriz quería llevarle a Finlandia.