se llevan de una tienda de motos un botín de 100.000 euros


«Han vuelto a destrozarme la vida. Ya no sé qué hacer». José había aupado vanguardia luego del robo que sufrió en marzo de 2020, en pleno estado de inquietud por el coronavirus, pero esta semana ha vuelto a sufrir el mazazo de los ladrones a las puertas de la Navidad. Esta vez, los delincuentes se han llevado un saqueo valorado en unos 100.000 euros en dos golpes realizados en un intervalo de 24 horas.

La aurora del miércoles, entraron en su negocio de motos, en Ocaña, luego de reventar los cierres y hacer un agujero en el cristal del armario. Se llevaron recambios y poco de boleto. Los cerrajeros arreglaron como pudieron los cierres y el cristalero puso un parche hasta hacer un cristal a medida. «Podíamos quedarnos a amodorrarse esta sombra», propuso un hijo de José, quien respondió que los cacos seguramente no iban a retornar al día ulterior. Pero estaba errado.

Sobre las cinco y media de la aurora del jueves, unos agentes de la Policía nave de Ocaña se personaron en la casa de José para comunicarle que habían robado de nuevo en su negocio. Le habían reventado los cierres, pero el saqueo era muchísimo más elevado: siete motos de enduro de la misma marca y maniquí, pero distintas cilindradas, así como varias piezas de recambio que se habían dejado de la sombra precedente. Cada transporte está valorado entre unos 8.000 y 10.000 euros. «Se me salía el corazón de la boca. ¿Quién piensa que van a retornar al día ulterior a robarte?», se lamenta.

Los presuntos autores del contrariedad durante el estado de inquietud fueron juzgados por robar decenas de vehículos en áreas de servicio y tiendas de Castilla-La Mancha y Madrid. Sin requisa fueron absueltos, según recuerda José. «Me arruinaron entonces, aunque el seguro te paga hasta cierta cantidad. Me robaron cuatro motos nuevas y otras cuatro de clientes. Tuve que poner de mi saquillo y ahora, con este robo, ¡voy a tener que poner más! Trabajo de lunes a domingo porque el negocio es mío. ¿Qué hago ahora? ¿Cierro, sigo? Trabajo para los ladrones», reflexiona la víctima.

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