Este COB es un trampantojo por dentro y por fuera



Parece que juega, pero no lo hace. Desde hace un mes este COB es un enredo. Para sus aficionados y para sí mismo. El 17 de noviembre ganaba en el Pazo al Betis jugando con ilusión, energía, criterio y descubrimiento. El 17 de diciembre es un equipo sin intensidad alguna en defensa, sin criterio ni continuidad en ataque y, lo más agonizante, con una sensación de dejadez inaceptable.

Ganando por 30, Lolo Encinas no paraba de hostigar a su Burgos para que no regalasen ni una defensa ni un ataque. 15 minutos antaño, el COB ya iba tarde a cada balón y jugaba en ataque a un baloncesto sin verticalidad ni deseo alguna. Parece el mismo equipo de hace un mes por las camisetas, los jugadores y los entrenadores, pero no lo es.

Desgraciadamente, el equipo se ha destruido mimetizando con un club que parece de LEB Oro en el envoltorio, pero totalmente hueco por internamente. Eduardo Villar es el presidente del COB más infructifero que se recuerda. Se ha ido quedando solo en una huida en dirección a delante sin itinerario.

La situación del equipo es amenazador y alguno debería tocar al preparador y al director deportivo para pedirles explicaciones. No hoy, hace semanas. Preguntar el porqué ha pasado esto, cuáles son las ideas para solucionarlo y qué pueden hacer los despachos para ayudar o para arriesgarse. Lo habitual en un club y el deber de un Consejo de Suministro. Pero el COB no tiene Consejo desde que empezó la temporada. La directiva se ha ido minimizando y lo poco que se hace es gracias a colaboradores que están muy por encima de quienes debería ser los “jefes”. 

El COB ha metido la vanguardia bajo tierra en las oficinas y en la cancha lleva varios partidos sin salir del vestuario.

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