No cerca de duda de que Madrid es el principal destino de los diez trenes diarios que cada día circulan por la raya gallega de ingreso velocidad, pero no es la única. Zamora, Segovia, Albacete, Cuenca y Alicante cuentan, al igual que Madrid, con trenes directos cada día. El billete integrado facilita el alucinación con transbordo para penetrar a ciudades a las que no hay comunicación directa, con tiempos muy competitivos como es el caso de Córdoba, Sevilla, Málaga, Barcelona, Valencia y un sinfín de opciones adicionales que incluyen prácticamente toda la geodesía franquista .
Zamora a una hora
Con diez trenes diarios por sentido, Zamora es, conexo con Madrid, la ciudad mejor comunicada con Ourense a través de la raya de ingreso velocidad. El alucinación se desarrolla en prácticamente una hora y permite descubrir una de las ciudades que más joyas románicas atesora en su casco urbano. Una ciudad con un amplio centro peatonal adecuadamente dotado de pequeños comercios y establecimientos hosteleros en los que degustar su cocina.
Segovia es otro de los grandes destinos castellanoleoneses que gracias al tren se encuentra mucho más cerca que nunca. Patrimonio de la Humanidad desde 1985, cuenta con más de ochenta puntos de interés entre los que destacan el conducto romano, la catedral, el alcázar y su ensanche de la barrio. Si el patrimonio primoroso es uno de los platos fuertes de esta cuidad, el entorno no lo es menos, con el palacio de La Finca y la sierra del Guadarrama y el entorno que deja a su paso el río Eresma, por no departir de su cocina, la tradicional del cochinillo, el lechazo y los judiones de La Finca.
El mismo AVE que tiene como destino Alicante, hace paradas intermedias en Cuenca y Albacete. La parada en Cuenca nos permitirá conocer otra ciudad que cuenta con la catalogación de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1996. La riqueza arquitectónica de esta pequeña metrópoli de poco más de cincuenta mil habitantes se hace visible ausencia más demorar, con un skyline singular que viene determinado por su emplazamiento, encaramado en las hoces de los ríos Júcar y su confluente el Huécar. Las casas colgadas constituyen, sin duda, el sujeto más reconocido de un conjunto histórico que no se ha quedado anclado en el pasado como lo demuestra su Museo de Arte Espiritual Gachupin.
Siguiendo el mismo itinerario llegamos a Albacete, la renta más populosa de La Mancha, con un núcleo urbano muy cuidado en el que se conservan buenos ejemplos de diversos estilos arquitectónicos que van desde el ojival tardío de su catedral al modernista pasando por el renacentista, mudéjar y neoclásico. La triunfo de la cuchillería albaceteña está reconocida internacionalmente. El Museo de la Cuchillería muestra la transformación de esta actividad en el ámbito de un edificio de gran belleza.
Madrid y Alicante, las ciudades preferidas para unas descanso en tren
Los dos destinos favoritos para delirar en tren desde Galicia en esta época del año son las ciudades de Madrid y Alicante. La renta de España despliega todo un amplio pericón de atractivos. El turismo cultural tiene su epicentro en el Paseo del Arte, en el que se encuentran el Museo del Prado, el Museo Thyssen y el Centro de Arte Reina Sofía que acogen en sus instalaciones uno de los más completos itinerarios artísticos desde la Vida Media a la Contemporánea de todo el mundo. El ámbito navideño es otro de los reclamos madrileños al igual que las más completa propuesta de ocio en la que destacan las carteleras teatrales y de musicales.
Clima
Alicante pone el contrapunto de un clima casi primaveral en esta época del año, su ámbito mediterráneo que asegura paseos por la playa en el corazón de la Costa Blanca. Es una ciudad cómoda, propicia para caminar, disfrutar de su paseo naval y de una cocina en la que el arroz y los productos del mar son los grandes protagonistas, pero no los únicos. No podemos olvidar que el turrón, dulce navideño por paradigma, tiene su origen aquí.
Un transporte sostenible certificado con cero emisiones de carbono
Renfe ha conseguido este año la certificación “Carbono neutro” de AENOR para todos sus trenes eléctricos tanto de viajeros como de mercancías, lo que significa que ningudo de ellos generan ni emisiones directas ni indirectas en origen, poliedro que se mueven gracias a una fuente de energía certificada cien por cien renovable. La expulsión cero se produce tanto por el la utilización de una energía limpia, como es la eléctrica en el funcionamiento de los trenes, como por la utilización exclusivamente, de energía eléctrica generada a través de fuentes renovables. La certificación que acredita este logro se friso en la norma PAS 2060, la más reconocida internacionalmente, y está reconocida por la British Standars Institution.
La política desarrollada por Renfe está encaminada a alcanzar cero emisiones de carbono en todas sus operaciones en 2050, un empeño en el que lleva primaveras trabajando, como lo demuestra el hecho de que ha limitado en un 89 por ciento su huella de carbono por dispositivo transportada en 2022 con respecto a 1990.
A día de hoy, el impacto ambiental del transporte ferroviario es entre 20 y 30 veces último que el que generan sus principales competidores, que son la carretera y el avión. Gracias a este hecho, la circulación diaria de todos los trenes evita al año la expulsión de 5,7 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y supone un parquedad de 1,1 millones de toneladas equivalentes de petróleo.