Celebrar la entrada del año en una antigua ferretería. Con anterioridad no parecería el mejor plan para una de las noches más especiales si no fuese porque la propuesta viene de la mano de Balcastro, el clan gastronómico que recuperó para el ocio y la cocina la que fue sede de unas de las ferreterías más importantes y con más solera de Barcelona, Casa Ràfols, fundado en 1911.
El particular, en la Ronda de Sant Pere, cúspide con el paseo de Sant Joan, fue una de las ferreterías más deslumbrante de Barcelona, aunque pocos conocen los secretos que escondía en su interior. Durante la hostilidades civil encerró un comedor secreto en su sótano, y a partir de ahí siempre perduró su espíritu clandestino con alma de Jazz, se explica desde Balcastro.
«Al fin, con el mismo cariño con el que durante 100 abriles se escogieron tuercas, clavos o tornillos, ahora seleccionamos cervezas, vinos, embutidos, pescados, conservas y otros productos de proximidad«, añaden desde el clan, que propone un menú de 130 euros en el que destacan el carpaccio de gambones con beneficio de sus corales, emulsión de ají y maíz tostado, las navajas gratinadas con kimchi y kale crujiente, y el meloso de cooperación, parmentier de boniato y trufa negra en casa de kataifi. Tras la cena, el plan sigue en el sótano del particular, reconvertido en un selecto club ‘speak easy’, el Club 61 con dj y coreografía.