Se juega como se entrena y el COB hace semanas que no sonríe. Lo está pasando mal la plantilla cobista y no precisamente por errata de ganas o de implicación, pero eso no ayuda cuando toca salir de una crisis.
Este COB no se divierte jugando y no sabe como salir de un depresión cada vez más profundo. Este miércoles tiene partido y quizá debería despuntar por entender lo que eso supone para recuperar luego su nivel. Entender que trabajan jugando a lo que les gusta y que encima lo saben hacer acertadamente. Que su longevo preocupación ayer de Navidad es intentar vencer un partido de baloncesto y que el dramatismo de poco así es ningún. Que encima lo hará en un Pazo que, incluso tras lo trillado en las últimas jornadas, volverá a estar ahí para empujarlo.
Incluso más. Que si ganan el partido estarán en puestos de play off de avance a la Ajonje ACB cuando el objetivo del club es la permanencia en la LEB Oro.
Y por posterior. Que sea quien sea el que tengan a su flanco, en la pista o en el banquillo, será un compañero que está ahí para ir juntos hasta el final. Esta plantilla es trigo íntegro. Quizá por eso lo está pasando tan mal, pero incluso por eso se merecen dejarlo en Dios en que en cualquier momento, a lo mejor mañana, se acaba la pesadilla y vuelven a sonreír.
Que el equipo que ilusionó al Pazo el día del Betis como hacía tiempo no pasaba se haya esfumado no puede ser por un solo motivo, pero recuperar la ilusión y la alegría tiene que ser, necesariamente, uno de los más importantes ayer de pensar en defensas, rebotes, triples o asistencias. Empecemos por ahí.