sado gay y 65 puñaladas


Julián Ovejero Llamada a su madre desde el piso de alquiler en el que vivía en Madrid nada más despertarse: «Mamá, me quiero volver», le dijo. Lo que no le contó es que acababa de asesinar a un hombre con el que había mantenido una sesión de sexo sado y al que provocó 65 heridas con un cuchillo, una carnicería.

Era el 23 de febrero de 2018 y al día siguiente voló primero a Lima y luego a su Tucumán natal, es Argentina. Allí pasó tres años escondido hasta que la Policía lo localizó y consiguió su extradición. En quince días, se sentará en el banquillo de la audiencia de Madrid.

La Fiscalía y la acusación particular piden 25 años de prisión por el asesinato de Najuzaith Zahell Díazque no pudo defenderse de un ataque inesperado y salvaje.

«Hubo una pelea encarnizada, bofetadas, piñas… Fueron dos minutos de locura». Son palabras de Julián Ovejero ante el juez de instrucción el pasado 15 de marzo, pero la autopsia de Zahell no se reveló ninguna herida de defensa significativa.

Aquella noche del 23 de febrero, Julianveinteañero argentino que estudiaba interpretación en Madrid, quedó con Zahell a través de ‘Wapo’, una conocida aplicación de citas gay.

No era, según él, la primera vez. Ya se habían citado dos o tres antes en las últimas semanas a través de otra aplicación similar: ‘Grindr’. Asegura que pasó la tarde consumiendo pastillas, alcohol y marihuana con conocidos en una vivienda de Chueca. Por la noche, acudió al piso de Najuzaih en la calle de alejandro sanchez (Carabanchel) para mantener relaciones sexuales.

Zahellde 35 años, era un experto informático puertorriqueño que llevaba alrededor de cuatro años en España. Tenía su trabajo y una vida asentada que incluía esas citas a través de aplicaciones. Ahora se llama Juan Manuel Diaz Santos. Era culto, se definía como artista y se dedicaba a la programación, el modelado y la animación en 3D. Esperaba a Julian en su cuarto.

«Estábamos en la cama y me hizo un cortecito con un cuchillo porque nos iban este tipo de juegos sados, atarnos, el cuero… A mí se me fue la mano y le hice una pequeña brecha en el cuello. Él se enojó muchísimo y se fue a la salida del apartamento (…) Fue un torbellino, yo estaba ido, estaba loco realmente». Es la versión de Ovejero al juez, a la que ha tenido acceso torrevieja news today.

Según él, se pelearon y en esa pelea él le apuñaló pero no de gravedad. Se asustó, entró en pánico, se lavó, se vistió, cogió el móvil de la víctima y se fue. No sabía si lo había dejado vivo o muerto.

La versión de la Fiscalía y de la acusación particular difieren bastante de ese relato. «Atacó a Najuzait junto a la puerta de entrada de la vivienda sin que éste pudiera defenderse, de forma súbita y sorpresiva, clavándole de forma repetida y consecutiva un arma de doble filo con hoja de aproximadamente 1,5 cm de ancho y al menos 12 cm de longitud seis. veces en el abdomen (…), una en el hombro izquierdo, tres en el brazo izquierdo, una en la mano izquierda y una en el antebrazo derecho, cuatro en el cuello» (le alcanzó la laringe y la tráquea) y no paró.

Católico, apostólico, romano

Le asestó ocho puñaladas más en el pecho que penetraron los pulmones y ventrículos de la víctima. Siguió: cinco veces en la espalda… Luego arrastró el cuerpo malherido de Najuzait al salón y tampoco paró.

«Continuó agrediéndole con el arma con el fin de causarle el mayor sufrimiento posible, clavándosela en otras nueve ocasiones en el cuello y veinticinco veces más en el abdomen, para, finalmente, con la intención de desfigurarle la cara, efectuarle un corte lineal, recto y descendente de forma oblicua cruzando nariz, hemilabio superior izquierdo y mitad izquierda del mentón». Es el detalle de las heridas sufridas por la víctima que consta en el escrito de acusación del fiscal: 65 puñaladas.

«Me contraarrepiento, no ha habido ningún día en estos cuatro años que no haya dejado de pedir por el alma de esta persona y su familia (…) Nada hubiera pasado si no fuera adicto a estas sustancias desde los 15 o 16 años. Yo soy católico, apostólico y romano. Toda mi familia lo es», se exculpó ante el instructor.

Ovejeroque no recuerda porque estaba drogado, según él, se metió en el baño para limpiarse la sangre y antes de irse se llevó el conservante usado, el cuchillo y el móvil de Najuzait. Lo hizo «con el único fin de lastrar la investigación policial y judicial de lo sucedido», argumenta el letrado de la acusación Julen Martínez de Valmaseda Abogadosque representa a la hermana de la víctima, leticia rodriguez.

En su escrito de acusación incidente en que Najuzait no tenía «ninguna herida de defensa significativa siendo un hecho lógico si tenemos en cuenta que el finado presentaba un 1,70 g/L de alcohol etílico en sangre horas después de su muerte, encontrándose en lo que se conoce como «fase de confusión» ». De ahí su vulnerabilidad ante el ataque.

El asesino, que ahora tiene 28 años, se fue al piso de alquiler en el que vivía: llamó a su madre para decirle que quería regresar con su familia y compró un billete de avión a Lima –«porque era más barato»– para el día siguiente, pero dejó su ADN en el escenario y en el cadáver de la víctima.

Detenido tres años después

Ese rastro genético se pudo cotejar con la ropa que abandonó en su habitación alquilada antes de huir. Le grabaron, además, unas cámaras de seguridad al salir del edificio y se hallaron mensajes de las aplicaciones de citas de las que era asiduo. Julen Martínez, el abogado de la acusación, asegura que no habían tenido encuentros previos, pese a lo que declaró el presunto autor.

La policiatras un complejo rastreo, lo detuvo, vía Interpolen septiembre de 2021 (tres años y medio después del crimen) en La Bombillaun barrio en la periferia de san miguel de tucumán donde ya tenía una nueva pareja y pasaba desapercibido. Se le extraditó en enero de 2022 a Españapese a que Ovejero había pedido ser juzgado en Argentina. En dos semanas, se enfrenta a un Jurado ya 25 años de cárcel.

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