Por ello, inmediato con su comunidad decidió hacer las maletas e irse a trabajar a Benavente. “Allí al iniciar ya tenía una saco de cotización de 1.900 euros, más del doble de la que tenía en Valdeorras”, comenta Álvarez, quien asegura que estaba muy contento con su trabajo en la asiento zamorana.
Pese a ello, Álvarez hizo garbo de la morriña que tanto caracteriza a los gallegos y este mes tomó la intrepidez de regresar de nuevo a Galicia. “Negocié con una empresa que me puso una saco de cotización maduro que la que tenía cuando me fui de aquí, aunque no es tan entrada como la de Benavente”, confiesa.
Aun perdiendo efectivo, Álvarez no dudo un segundo cuando le llegó la propuesta de esta empresa y inmediato a su comunidad regresó a Valdeorras. “Hice cálculos y para 25 primaveras que van a coger de media para la pensión de retiro no me iba a suponer mucha diferencia y me di cuenta de que no me interesaba estar fuera de casa”, reflexiona.