La tierra comenzaba a temblar con fuerza en torno a la medianoche del lunes y luego del evento principal se registraban 9 réplicas durante la alborada de este martes.
La peor parte se la ha llevado el condado de Jishishan, donde se localizaba el epicentro del seísmo. El terremoto por otra parte ha causado numerosos cortes de agua, luz, electricidad, así como carreteras destrozadas, que complican aún más la situación.
A primera hora de la mañana las cifras indicaban que se habrían producido hasta el momento más de un centenar de fallecidos y de 400 heridos, aunque estas cifras son provisionales y, con toda seguridad, las cifras definitivas podrían ser muy superiores. Tal ha sido la magnitud del terremoto que llegaba a sentirse a 1.500 kilómetros al suroeste de la renta, Pekín.
Todavía se registran daños significativos en la vecina provincia de Qinghai, donde los heridos superan además la centena y las víctimas mortales serían más de 10, por otra parte de producirse un corrimiento de tierra que habría sepultado a 20 personas.
Los equipos de rescate, que siguen trabajando sin alivio, se veían sobrepasados delante la tragedia oportuno a los cientos de heridos y personas atrapadas entre los escombros. Miles de familias han pasado la perplejidad a la intemperie en plena ola de frío, con temperaturas que rondaban los 15ºC bajo cero según la Sucursal Meteorológica China. Adecuado a la crisis que enfrenta la población, medios estatales chinos informaban que las autoridades habían comenzado a cursar tiendas de campaña, mantas y camas plegables.
El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, hacía un llamada para realizar “todos los esfuerzos posibles” en las labores de búsqueda y rescate, a fin de organizar todas las víctimas que sea posible. El Gobierno chino además ha anunciado que va a destinar 200 millones de yuanes, unos 26 millones de euros como ayuda por los daños causados por la tragedia.