Los vecinos del motivo de Cegoñeiras, en la plaza pontevedresa de Tui, están absolutamente desesperados. “Hay masa con depresión, otros que ya ni quieren memorizar del tema, es un desastre”, comenta una de las afectadas.
Una de las residentes de la zona, en el año 2012, decidió colocar un portalón, al que agregó un enorme tapia, en el entrada a un camino divulgado, y que cierra un espacio de más de 160 metros cuadrados que servían de entrada a otras viviendas.
La obra carecía de abuso, por lo que parecía ligera que se le obligase a derruirla, pero no ha sido así. Tal ha sido el malestar municipal durante estos primaveras que en una ocasión la Policía Tópico tuvo que intervenir.
“Su coche lleva atrapado entre entre los muros una decenio”
Este episodio es de sobra conocido por todos. Uno de los afectados perdió, entre el tapia y el clausura, un transporte. “Su coche lleva atrapado entre entre los muros una decenio”, explica un vecino. Con la obra acometida solo queda espacio para circular con transportes de muy pequeñas dimensiones “y con los espejos plegados, si no es inútil. O sea, que imagina si tiene que venir una ambulancia”, se queja María Vila, afectada. Así que todos deben dejar los vehículos a varios metros de su casa o dar un buen rodeo para obtener a un total de cuatro viviendas.
Se programó en 2016 una orden de derribo, pero la denunciada recurrió en presencia de el Consistorio alegando que ese camino formaba parte de su circunscripción, aunque no facilitó las escrituras. Posteriormente, el asunto fue al Tribunal Superior de Imparcialidad de Galicia, quien negó la razón a la mujer y fue entonces cuando se dirigió al Supremo.
El detención tribunal además se posicionó al flanco de los afectados, pero la denunciante hizo caso omiso. Acumula multas, disputas con los vecinos y un tapia de grandes dimensiones que debe tirar debajo. Por esto, el Consistorio de Tui ha anunciado que lo derribará por sus propios medios el próximo día 26, cabal posteriormente de Navidad, y que cobrará los trabajos a la mujer.
Los vecinos aún no se lo creen, “hasta que no lo veamos, ya no sé qué afirmar”, pero quizás, posteriormente de más de una decenio, este sea, al fin, su mejor regalo navideño.